Capítulo I PREPARANDO MALETAS

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Sueño su amoroso andar y la luz de su rostro.

Era una tarde a finales de mayo el año escolar estaba por terminar y las vacaciones darían inicio en unas 2 semanas. Para Felipe no había sido un buen año, la carga de tareas la práctica de baloncesto y la ruptura con su novia habían hecho que baje notablemente su rendimiento escolar, y lo único que pensaba es en la próxima semana que ya iniciaba los exámenes finales.

Vivía en Estados Unidos con su padre aunque él casi no pasaba mucho en casa, trabajaba para una organización en busca de criminales y casi siempre estaba tras algún caso, por lo que no tenía tiempo para dedicarle a su hijo. Si acaso se veían era una o dos veces a la semana, hubo una época que no tuvieron contacto durante dos semanas.

En la casa se encontraba también Anie la empleada, una mujer de unos 28 años con su cabello negro ondulado, ojos celestes piel blanca y con una figura no precisamente de modelo, sino más bien con unos cuantos kilos demás, Felipe se la pasaba muy bien con ella le ayudaba en sus tareas escolares y él le ayudaba de igual manera recogiendo la mesa o secando los platos, y mientras mantenían alguna conversación de lo que pasaba en el día a día.

-¿Cómo te fue hoy en clases Felipe?
Preguntó ella mientras le servía un plato de sopa.

-Estuvo bien pero la maestra Kathe nos dejó un taller muy largo que tendré que resolver antes de presentar el exámen.

-Bueno pues tienes que adelantar lo más que puedas para que no tengas inconvenientes, recuerda que de eso depende también el que puedas ir a visitar a tu madre y tu hermano.

-Si tienes razón ya es el último esfuerzo, quiero tener todo listo para cuando vaya a ver a mi madre, no la he visto en casi 3 años, si acaso algún e-mail pero no es lo mismo ya quiero abrazarla y ni se diga de Julián el también me debe extrañar tanto como yo a él, sé que en su último cumpleaños recibió muchos regalos.

-Me lo imagino ustedes son muy queridos de sus padres y de sus amigos, aunque están separados siguen manteniendo ese amor de hermanos que los une.

Felipe y Anie habían terminado de almorzar, él recogía los platos y ella los lavaba.

-Por cierto poco antes de que tu llegaras te llamó Sofía le dije que todavía no llegabas, dijo que llamaría más tarde.

-Hiciste bien en decirle eso y si vuelve a llamar inventa algo y dile que no estoy, no tengo ganas de hablar con ella, aún mi corazón está dolido con lo que me hizo. Quiero aprovechar el viaje también para distraerme en otras cosas y olvidarme de ella.

-Entiendo si vuelve a llamar ya veo que invento.

-Muchas gracias por todo.

-No te preocupes y más bien lávate las manos para que empieces a realizar la tarea, es probable que tu padre venga hoy a cenar, hace 2 días que no llega.

-Bueno empezaré con mi tarea, no quiero quedarme hasta muy tarde.

La tarde transcurría y Felipe avanzaba con su tarea, tenía que avanzar al principio las preguntas eran fáciles pero iban aumentando su complejidad

Ojos de ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora