Oh, querida Lena (Marco Reus)

03.

Oh, querida Lena, te eché de menos al no tenerte estos días junto a mí.

Tu cena me encantó. Sabes cuánto amo que prepares la lasagna que mamá te enseñó a cocinar, sin embargo, a mi regreso a casa, no podía pedir otra cosa más que hacer el amor contigo, eso era lo que más necesitaba desde el momento que bajé del avión.

No entiendo por qué prefieres envolverte entre las sábanas y bajar tus párpados después de haber alcanzado el paraíso, cuando podríamos conversar y soñar despiertos juntos.

Si bien, el futbol es una de las cosas que le dan sentido a mi vida, tú eres la más importante de todas ellas. En nadie más puedo hallar esa armonía que tú me das cada que me encuentro vacío. Solo tú me comprendes sin necesidad de pronunciar alguna palabra, pues las miradas bastan para darte a entender que eres lo único que necesito cuando estoy derrotado.

Y así tenga mil heridas de guerra en el cuerpo, tu felicidad estará siempre encima de mi dolor, pues con el tiempo sanarán y quedarán cicatrices que después se irán desvaneciendo pero yo daría todo lo que tengo y lo que no, con tal de ver las pequeñas arrugas que se forman en tus ojos cada que sonríes. E incluso, aunque esto te lastimara, arriesgaría mi propia vida para que la tuya esté a salvo.

Cariño mío, eres la bendición más grande que la vida pudo entregarme. Aunque nuestros cuerpos físicos no duren para siempre, mi alma vagará en este universo libremente, y ahí te quedarás grabada como un antiguo manuscrito. Ahí permanecerás hasta que el fin de los tiempos nos alcance a todos.

Tú eres mi perfecta definición de amor. Haces que todas mis alertas se activen cuando te acercas a mí con cautela. En ocasiones, no tengo ni la menor idea de lo que estás diciendo, pues solo estoy escuchando el sonido de tu dulce voz. Si rodeas mi cuerpo con tus delicados brazos ocasionas que mis rodillas se debiliten y haces que me aferre más a ti. Con solo verte, haces que la poesía sea mi idioma natural porque tú, mi amada Lena, eres mi punto débil.