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Oh, querida Lena, ¡Cómo detesto ver lágrimas correr de tus bellos ojos! Su color zafiro lleno de vida no merece apagarse por culpa de alguien que no aprecia tu trabajo.

¿¡Qué importa si las demás personas no están de acuerdo con lo que haces!? Sabes que yo estoy al tanto del esfuerzo y dedicación que pones a cada una de las columnas que escribes en esa fastidiosa revista que no siempre está conforme con tus comentarios; es por eso que admiro tu energía y positivismo para seguir siempre adelante cuando recibes una crítica pero, no soporto que alguien hiera tus sentimientos al llamarte "sin talento".

Las personas llaman talento a la habilidad nata que alguien realiza y obtiene un buen resultado con ella. Suelo escucharlo diariamente, sin embargo, mi concepto de talento es diferente al que tienen los demás. A mí no me importa si logras escribir un libro completo en un solo día o cuántos instrumentos puedes tocar. Para mí eres talentosa con el hecho de transformar con una sonrisa y un pequeño roce a este pedazo de hombre enamorado que es capaz de arriesgar el orgullo y la dignidad por ti.

A veces no tengo idea de cómo tratar éstas situaciones, pero lo único que sé es que ninguno de los dos estamos exentos de equivocarnos y aunque lo hagamos miles de veces, ambos estaremos aquí para sentir el apoyo del otro; y por mi parte siempre tomaré los riesgos que sean necesarios para que la reina que gobierna mi mundo nunca se derrumbe.

La penumbra nocturna que nos rodea es testigo de la rabia que siento con tus decepciones. La impotencia de no poder hacer algo para hacerte sentir mejor en estos momentos invade mi cuerpo, pues percibo tu desdicha y eso es lo que menos quiero.

Espero que cuando despiertes por la mañana, la tristeza se haya ido de tu mirada, mientras tanto, yo también sentiré mi corazón estrujado sabiendo que la mujer que más amo en esta vida no está feliz.


Oh, querida Lena (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora