¿Vulgar?

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-Soy Matteo Ariza, no sé si es mal momento, pero mañana había pensado irme a Italia para finalizar unos asuntos de importancia y me preguntaba si podíamos quedar para hablar si te parece bien. – Su voz masculina y su propuesta me dejaron unos cuantos segundos kao. Podía pretender ser amigable después de todo.-Esta noche.

-Claro-carraspeé- Esta noche me parece bien, ¿a qué hora y donde?

Ví por el rabillo del ojo como Conny lanzaba palmadas al viento y sonreía cual gato de Alicia en el País de las Maravillas. Me a tribulé un poco. Yo no era la típica que salía con desconocidos y más si ese desconocido en cuestión quería hacerme daño de una u otra forma.

-Sobre las once. Te recogeré en tu casa, vamos a ir a un restaurante de unos conocidos míos.

-¿Sabes dónde está mi casa?- me extrañé. Lo escuché soltar una carcajada y me molestó aún más. O le colgaba o le diría cuatro cosas, no sabía que haría antes.

-Claro, Annabel ¿Te crees que eres la única con una gran carpeta con datos personales? Estaré allí a las once. – y colgó. Sin decir adiós ni nada y dejándome como si fuese una idiota.

-Pues tu cara lo dice todo chica, te ha colgado y piensas que es un imbécil- Conny se reía a mi costa y estaba echando humo por las orejas. ¿Desde cuándo alguien me ponía de tan mal humor?- Si vieras tu cara ahora...

-Quiere que vayamos a cenar para hablar - su boca formó una O tan grande que ahora la que estaba por reírse era yo- Así que me tengo que ir.

Comencé a coger mis cosas.

-Espera, voy contigo y te ayudo- me sonrió- Tu gran noche espera.

-No puedo creer que vayas a ponerte unos simples pantalones oscuros para ir a cenar- resopló Conny sentada sobre mi cama. Samanta estaba gateando sobre mi cama. La colcha arrugándose por momentos. Esa colcha suave de color azul pastel con motas marrones que me costó una pasta y a la que tenía verdadero cariño. Pero aún le tenía más cariño a la niña por lo que me callé y conté hasta diez.

-No es ni una cita, ni un paseo ni mucho menos es una cena formal, así que mi cerebro me dice que lleve ropa normal, como si fuera todo normal.

-Sabes tan bien como yo que todo esto no es normal- Conny me cogió de un tirón los pantalones que llevaba en la mano y me los cambió por una falda vaporosa rosa con flores. Cogió ambas prendas y se me quedó mirando fijamente.-Ésta es la clase de prenda que usaría alguien que teme a las personas, insegura y que no le gusta enseñar más de la cuenta. En cambio ésta dice soy segura y puedo perfectamente ser capaz de tirar hacia delante con todo lo que me echen.

-Estas siendo irracional- fruncí mis labios y acabé por coger la falda. No serviría de nada empezar a razonar con Conny y eso solo me serviría para perder tiempo que no tenía. Eran ya las diez y cuarto.

Me encerré en el cuarto de baño mientras que pensaba en que esta noche tendría que dejar de lado parte de mis buenos modales. Si él no podía comportarse de manera adulta yo tampoco lo haría.

Tras ponerme un top a conjunto con la falda y unas cuñas decidí esperar en el salón. Donde mi amiga y su hija estaban jugando en el sofá. Samanta volvió su cabecita hacia mí como dándome su aprobación y su madre me miró apremiante.

-Estás espectacular, vamos, yo soy él y te dejaría a la niña para ti sola en el acto.

Me reí. Y unas cuantas mariposas pasajeras revolotearon en mi estómago ¿Eh, que fue eso?

Iba a contestarle algo así como "ojalá", cuando llamaron a la puerta .Gemí y mis piernas fueron corriendo a la puerta. Abrí con un poco más de entusiasmo.

Mi pequeña princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora