¿No os habéis preguntado qué es lo que estaría pensando Dylan cuando todavía no había recuperado su memoria del todo?
¿Cuándo, exactamente, se enamoró de Eris?
¿Qué pasaba por su cabeza cuando estaba con ella?
¡Podéis descubrirlo todo esto y mucho más en este capítulo extra narrado por Dylan, o Edahi, la "parca rebelde"! XD
*Pertenece al Capítulo 9 de la novela, SECUESTRO. Para entender los sucesos, tal vez debáis repasar ese capítulo. ¡Cualquier duda, estaré encantada de responder!
¡¡No molesto mas!! ¡¡ A leer!!
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Toqué mi cabeza por sexta vez consecutiva en lo que llevaba de día. Era una presión incansable que martilleaba desde dentro queriendo salir. Y eso lograba enfurecerme. No había dejado de dolerme desde que Eris y yo fuimos a ver a mis supuestos padres y me había encontrado de frente con quién creía que era yo. Sabía que había sido muy desagradable con ella desde que salimos de casa de Dylan, pero no había podido evitarlo.
Todavía se me hacía raro decir mi nombre en tercera persona sabiendo que ese no era yo. Por lo que no había parado de preguntarme que, si no era Dylan, ¿entonces quién era? ¿Cuál era mi nombre real? Por desgracia, cada vez que intentaba pensar en ello el dolor de cabeza resurgía con más intensidad.
Habíamos llegado a la Universidad de Barcelona dos horas más tarde de salir de casa, y yo ya quería regresar. Eris parecía entusiasmada. Lo miraba todo con asombro, no queriéndose perder ningún detalle. No sabía si era consciente de lo hermosa que se ve así. Con esa inocencia y despreocupación inconsciente.
Le había dicho que entrara como si nada, pero sus gestos eran tan mecánicos que me sorprendió que pudiera hablar con la vieja con normalidad.
La profesora. Esa mujer logró provocarme un dolor de cabeza incluso mayor. Pero no iba a decírselo a Eris, no quería que se preocupara más por mí y sabía que lo haría si se lo contaba. Así que reflejaba mi dolor con frustración y furia.
Mientras ella hablaba con la profesora, pensé que las cosas no iban tan mal. Pero Eris había vuelto a meter la pata, como acostumbraba a hacer. Y esta vez no pude contenerme. Tenía que protegerla, había algo dentro de mí que me instaba a mantenerla a salvo, y ella parecía querer exponerse a cada segundo. Sobre todo teniendo la certeza, como la tenía, de que esa profesora era peligrosa. Lo supe en cuanto fijé mi mirada en ella y me la devolvió con un deje de reconocimiento y... repugnancia. Aunque tendría que haberme sorprendido no lo hice tanto como debiera. Y eso logró inquietarme todavía más.
― Nunca dejaría que me besaras ―me había dicho mientras la mantenía apartada de miradas curiosas. Y su afirmación fue como si me golpearan. Creo que habría preferido el dolor constante de cabeza que había sentido durante todo el día.
Eris era una chica extraña. Desde que la vi por primera vez, intentando seguir el hilo de la conversación de su amiga durante el descanso de su trabajo como camarera, que había sentido una especie de... conexión. Por esa razón la seguí hasta el Green Dog. Y aunque no esperaba que pudiera oírme cuando hablaba porque no me veía, me sentí esperanzado al comprobar que sí lo hacía.
Además, era preciosa. Y como ella no podía verme, había estado contemplándola a placer tanto tiempo como había querido. Y lo mejor era que ella no se enteraría nunca. Una de las ventajas de ser invisible. ¿El inconveniente? Que me habría gustado que ella también pudiera verme a mí.
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Invisible
Mystery / Thriller¿Sabías que tu vida puede terminar en un solo segundo? ¿Qué nada es seguro y que las segundas oportunidades no existen? No. Seguro que no piensas en ello. No te preocupes, yo tampoco lo hacía. No creía en nada más allá de lo que tenía justo delante...