La nota me dejó descolocada, <<¿cómo demonios pueden saber mi identidad? La gente del programa de protección y mi abogado se encargaron de borrarme del mapa y de la existencia, nadie sabe que existo, o al menos así debería ser. Si estoy en peligro... toda la gente que me rodea lo está también. Quizá debería avisar a mi abogado, él sabrá qué hacer>>.
Salí de la habitación y por la cara de preocupación de Nick debía de estar pálida como un muerto. Se acercó a mí y puso una de sus manos en mi frente como si comprobara si mi temperatura corporal había descendido hasta niveles insospechados, o como gesto para tranquilizarme. Parecía un buen chico, pero no podía confiar en nadie. Le di la mejor sonrisa que podía mostrar en esos momentos y me disculpé con él diciéndole que había olvidado hacer una llamada muy importante y que el recuerdo de ese despiste me había descolocado completamente. Me alejé un poco de él, lo suficiente para que no lograse oírme hablar y llamé a mi abogado que lo cogió al segundo tono.
- Emily, ¿qué sucede?
- Ray, hola, tengo problemas, acabo de encontrar una nota en mi habitación. Decía que sabía quién era de verdad. Ray, ¿qué hago? ¿Voy a tener que irme de aquí, verdad?
- Emi, tranquila, respira. ¿Has notado algo extraño, como que te siguen o te vigilan?
- No.
- ¿Puede que solo sea una novatada de primer curso?
- No lo sé, ¿por qué me mandarían algo así si solo fuese una novatada? Lo normal sería que me rociaran chocolate o que me hicieran correr en ropa interior por el campus.
- Tranquilízate, ve al piso franco a pasar unos días en lo que los informáticos rastrean la zona y averiguan si hay rastros de la organización de tu padre y te reasignan en un nuevo lugar.
- Sí, será mejor que haga eso.
- Pero disimula, actúa normal, si te están siguiendo y descubren que lo sabes te matarán de manera inmediata.
- Lo entiendo, sí. - fui acercándome hacia Nick. - Sí, claro que iré a ver a Úrsula, tío. No me causa problema alguno, no.
- Muy bien, Emily, y recuerda no llevar a nadie al piso franco. No confíes en nadie.
- No, tío, no lo haré.
- Mantente a salvo, tu madre querría que tuvieras una larga y feliz vida.
- Gracias, tío. Muchas gracias.
- Adiós. - y con eso colgó el teléfono.
Nick me sonrió como preguntándome si estaba todo bien y asentí solo para tranquilizarle. Movió la cabeza señalando la puerta y salimos de la residencia rumbo al aparcamiento donde nos esperaba su coche. Me subí en el asiento del copiloto y descubrí que tenía unos asientos extremadamente cómodos. Nick subió por la otra puerta y encendió el motor y la radio. Increíblemente era un chico que escuchaba música actual, por su estilo podría haberse dicho que le gustaba el rock o el punk pero me sorprendió escuchar a The Weekend aunque claro, siempre había algo que aguardaba a las apariencias y Kings of Leon resonaron con fuerza en la siguiente canción. Me reí bastante con Nick hablando sobre música. Me contó que le habría gustado entrar al conservatorio con la guitarra, pero sus padres se empeñaron en que estudiase una "carrera de verdad" y decidió meterse a filología, pero no a cualquiera, letras clásicas, con Ovidio, Homero, Sócrates y Platón. <<Menudo estómago tiene que tener para atreverse a ser capaz de hablarte en latín y griego como si estuviese hablando en inglés>>.
- Llegamos, el centro de la ciudad. El lugar más temido por los conductores que buscan aparcamiento. - de nuevo me hizo reír, consiguió encontrar aparcamiento delante de un Starbucks y me prometió enseñarme la ciudad.
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Protégeme
Teen FictionPara entrar en el programa de protección de testigos solo hay cuatro normas: 1.- No te fíes de nadie, cualquiera puede querer matarte. 2.- No cabrees a la poli, es tu mejor aliada. 3.- Sé discreta, llamar la atención hará que acabes con una bala en...