La sala estéril del hospital está bañada en una luz blanca y baja, las pequeñas lámparas en la habitación se apagaron Todo está tranquilo, así, a excepción de los pitidos y chirridos bajos procedentes de los monitores conectados a mi esposa.
Mi hermosa, fuerte y valiente esposa. Me siento pequeño e inútil en comparación con ella ahora. Y acurrucada dentro de los brazos de Jenn, está la más reciente adquisición de nuestra familia; Eleonor Hutcherson-Lawrence.
2 kilos, 950 gramos, y casi quince horas de trabajo para Jenn. Ella había estado relativamente tranquila al empezar, pero la situación se intensificó, al igual que su ansiedad.
Yo nunca me fui de su lado, ni una sola vez. Tampoco deje de susurrar palabras de aliento en su oído, o masajear sus hombros y espalda cada vez que lo necesitaba.
Si ella estuvo agradecida, fue difícil saber en qué momento, porque mis palabras a menudo se reunieron con fuertes palabras de apoyo, y para Jenn fue difícil tragarse todas las malas palabras frente a la bebe.
Finalmente, sin embargo, después de sangre, sudor y lágrimas, nuestra primera hija llegó al mundo. ,, Roja, húmeda al igual que un pequeño betabel, y bastante gritona, pero absolutamente hermosa.
No pude evitar que las lágrimas fluyan de mis ojos, al ver a mi hija por primera vez. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, sin duda Jenn se habría burlado de mí, por mi "lado suave."
Pero ella estaba llorando también, parecía que habíamos estado esperando años para este pequeño ángel perfecto llegara. Lo cual no es necesariamente una mentira. Jennifer y yo habíamos tenido altibajos en nuestra relación, pero después de numerosos espacios y confusión, nos dimos cuenta de que éramos el para el otro. Y no mucho tiempo después nos unimos en matrimonio, y decidimos sentar cabeza y formar una familia.
Un pequeño ruido me sacó de mis pensamientos, y levante la cabeza para mirar a mi bebe en los brazos de Jenn. Sus manos pequeñas están comenzando a golpear el pecho de su madre, lo más probablemente por hambre. Efectivamente, los ojos azul-verdosos de Eleonor salen a la luz, mientras lucha para mirar alrededor de la habitación y ver a su mama. Y casi como un reloj, Jennifer se despierta, así, suspirando suavemente con una débil sonrisa mientras ella me llama con la mirada.
"Hey", susurra con voz casi inaudible, con el pelo rubio todavía apelmazado en la frente.
"Oye", le respondo, devolviendo su saludo y acercando mi silla de hospital, tanto como puedo a ellas.-"¿Cómo te va?"
Sus ojos se estrechan ligeramente, y una de sus cejas se inclina hacia arriba. "¿De verdad me preguntas eso en este momento, Josh?"
No puedo dejar de reír, alcanzando un mechón suelto de cabello detrás de su oreja. "Sólo estoy comprobando que estés bien Hun.- ¿Me necesitas para algo?"
La expresión de Jenn se ablanda, y ella niega con la cabeza mientras su mirada se desplaza hacia abajo, mirando el paquete de color rosa en sus brazos. "No, estoy bien, pero gracias. Todavía estoy un poco dolorida, pero creo que alguna de esa mierda que me dieron, finalmente está haciendo efecto"
"Jennifer", la regañó con el ceño fruncido simulando estar enojado, moviendo la cabeza hacia abajo, hacia Eleonor.
"Cállate. Intenta guardar toda la blasfemia dentro de un parto y luego hablaremos ", dice ella con el ceño fruncido, pero no puede mantener la sonrisa en su rostro durante demasiado tiempo. Se muerde el labio, pero no logra mantener la compostura y estalla en risas. Por supuesto me río con ella, acariciando su frente y presionando mis labios suavemente en su piel reluciente.
