Prohibido Rendirse

Capitulo1

Todo empezó el 9 de diciembre del 2000 en California donde mi madre me dio a luz. Estuve viviendo junto a mi hermano, mi padre y mi madre, ya que mi hermana aun no había nacido. Yo iba a la guarderia y era muy feliz jugando con a los que en aquellos tiempos consideraba mis amigos. Todo eran risas. Mis abuelos venían a visitarme todos los fines de semana y nos lo pasábamos genial ya que hacíamos una barbacoa y mi abuelo como siempre nos contaba sus historietas que todo abuelo tiene. Años después mis padres no hacían mas que discutir y llegaron a la decision de que debían separarse, mi padre se iria a vivir a Madrid y mi madre se quedaria en California junto con mis abuelos. Yo tenia cuatro años y mi hermano nueve y aunque nos costo dijimos adios a California y hola a Madrid. La casa de Madrid no era tan grande como la de California, pero tenia su encanto. Era una casa al lado del palacio de los deportes, ni muy grande ni muy pequeña, tenia cuatro habitaciones. Una para mi padre, una para mi hermano, otra para los invitados y otra para mi. Yo empezaba a ir a parvulito y me acogieron rápido. Pero con mi hermano fue diferente. El venia muchos dias llorando porque sus compañeros le hacían el vacio y yo no podia ver a mi hermano asi, era pequeño pero me daba cuenta de lo que estaba pasando y no me hacia mucha gracia. Después de unos meses todo se fue calmando un poco. Mi hermano hizo amigos, mi padre encontro trabajo y yo aunque echaba mucho de menos a mi familia estaba contento. Llego el dia de conocer a mi familia de Madrid y yo estaba nervioso ya que no sabia como iban a ser ni si me iban a aceptar. Pero todas mis preocupaciones se fueron en cuanto vi a mi abuela. Era joven, tenia cincuenta y cinco años y en cuanto me vio vino corriendo hacia a mi y me empezó a dar abrazos y achucharme. Mi hermano conocía a todos asique estaba como en su casa, pero yo al principio estaba un poco nervioso porque aunque sabia que eran familia mia y que me querían, seguían siendo unos desconocidos para mi. Poco a poco me fui soltando y ese nerviosismo se convirtió en nada. Empezamos a jugar y nos pasamos todo el día jugando. Además, mi abuelo tenia un tobogán en el jardín, asique nos lo pasamos en grande. Cuando llego la hora de dormirse, mi abuelo nos acompaño a mi hermano y a mi hasta nuestra habitación, nos arropo y nos conto historietas. En ese momento no pude evitar ponerme a llorar, echaba mucho de menos la familia que había dejado en California y este abuelo, me recordaba bastante al otro. Mi abuelo al verme llorar me consolo y cuando ya estaba mas calmado y a punto de dormirme se despidió con un beso en la frente y se fue a dormir a su habitación.