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Veinte


Los meses pasaron tan rápido que ni siquiera me di cuenta que faltaban solo dos días para tener que presentarme ahí, busque por todos lados vestidos, obviamente de diseñador, le pedí a mi madre los contactos, y compre el vestido con el dinero de la paga que me dio el Sr. Becker.

La conversación con mi mamá fue tan fría que me dio una pena terrible, su voz era tan amable y cálida como siempre, pero estaba enojada con ella, siempre la tomé como una mujer independiente, jamás que imaginé que algún día se encontraría siendo manipulada por los comentarios necios de mi padre.

La mensualidad que me daban seguía ahí, pensé que este mes no llegaría debido a la pelea, pero ahí estaba, ni un centavo menos ni un centavo más.

Mi vestido estaba frente a mí, colgado delicada y suavemente en mi closet, lo miraba para encontrarle algún defecto y tener una excusa creíble para no poder ir, pero decir que mi vestido estaba roto o tenía alguna falla seria la excusa que diría alguien lo bastante desgustada con la invitación, como yo.

Los mensajes de Justin ya no eran uno a la semana o día por media, eran todos los días, uno de buenos días, que me fuera bien en mi día laboral, y que durmiera y soñara con él, lo que pasaba en algunas ocasiones.

Probablemente yo soñaba todos los días, pero cuando despertaba ni siquiera me acordaba en que momento sonó la alarma o la canción la que suena.

Maia entró a la habitación y se tiró en mi cama, haciendo que rebotara por la fuerza que ejerció.

—Y tú, ¿cuándo te vas? —se sentó

—Mañana por la noche, como a las dos pm. ¿Supongo que irás conmigo? —enarqué una ceja.

—Si —entró Wallace a mi habitación— y yo también.

— ¿Te ha invitado? —dije confusa.

Se mordió el labio.

—Sí, claro.

La mire inquisitiva, luego me encogí de hombro y metí el vestido a la maleta, los zapatos y listo, era lo único que me faltaba estaba completamente indecisa con el tema de los vestido, debía verme bien para Ju... Los demás empresarios, me haría bien un dinero extra.

A la mañana siguiente desperté cerca de las diez, por lo que tenía el tiempo justo para arreglarme tomar desayuno y meter mis cosas al auto, mientras dejaba a Colton con mi vecina.

Cuando estuvimos en el aeropuerto los tres eran alrededor de las una de la tarde, nuestro vuelo salía a las dos pm., los chicos no dejaban de pelear diciendo que el final de alguna película no debía haber sido así y cosas así, infantiles.

Tomamos el avión y cuando estábamos arriba, Wallace y mi rubia amiga se durmieron apenas sus culos tocaron el asiento, yo por mi parte comencé a escuchar música, hasta que me dormí.

Me tocaron el hombro, haciendo que me sobresaltara.

—Señorita, el avión esta por aterrizar. —me dio una cálida sonrisa.

Le di las gracias y comencé a abrir los ojos, Maia se quejaba donde la habían despertado, mientras que Wallace se burlaba de ella.

Su relación era rara, bastantes veces los había pillado besándose pero jamás dicen que son o que tienen, si son algo o novios, se gustan, hay atracción, pero ambos tienen miedo.

El cálido viento de San Francisco me chocó en la cara, corrí a buscar mis maletas y coger un taxi hacia el hotel, estaba cansada aunque hubiera dormido todo el viaje.

WINGS ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora