Ruth está sentada en la mesa de siempre, como es común no me ha esperado y se está comiendo un gran helado de chocochip, la encanta, estoy segura que vendería a su primogénito con tal de una tarrina.
Cuando me acerco a la mesa, ella levanta la vista y me dedica una sonrisa.
-¿Cómo te va, cumpleañera?
No hay mejor forma de tranquilizar a Ruth que con helado.
-No me puedo quejar, mi abuela ha cocinado.- La digo, escondiendo una sonrisa.
Ella abre los ojos y me mira con cara de enfado.
-¿Qué la nana ha cocinado y yo no he probado su deliciosa obra maestra?
-Tranquilízate Ruth, tampoco estaba tan bien.- Veo que me dedica una mirada asesina y agrego rápidamente- ¡Además ya tienes tu helado!
Ella me dedica una última fulminante y continua con su helado.
Anna, la camarera, una chica de mediana estatura, tiene una tez blanca y unos grandes ojos azules, se acerca a tomarme el pedido.
-¡Jimena!
Me saluda alegremente con su melosa voz.
-Hola Anna, lo de siempre.
-Marchando un helado de limón.
Y se dirige a por mí pedido. El helado aquí es como de otro mundo. Está delicioso.
-Podemos ir después a la biblioteca, tengo que coger el libro que ha mandado el de lengua.
-Claro, yo también tengo que ir.
Estamos un rato más hasta que ambas terminamos y luego nos dirigimos a la biblioteca. Siempre que vamos a la heladería pasamos por delante de ella, pero Ruth nunca me ha dejado entrar a verla. Por fuera es preciosa, de arquitectura gótica. Cuando entro me quedo asombrada. En el techo hay unos grandes frescos con ángeles. Las paredes son de distintas maderas, dando al lugar un aire acogedor.
Hay largos anaqueles interminables repletos de libros. Noto que Ruth me pasa algo, lo miro y es un pañuelo.
-Para que te seques la baba.- Me guiña un ojo y se acerca al mostrador.
-Hola estamos buscando un libro.- Ruth le dice el nombre y autor y la chica nos guía hasta el lugar en el que se encuentra.
-Aquí lo tienes.
-Muchas gracias.
La chica se va dejándonos solas en el pasillo.
-Anda corre que estas deseando.-Me dice Ruth mientras sonríe.
-No tardo nada.- Le digo y salgo corriendo.
Estoy ojeando un libro, tiene buena pinta. Pero de pronto noto a alguien a mis espaldas, me doy la vuelta creyendo que es Ruth, pero me llevo un gran susto al ver a una mujer; es bajita, más de lo normal, tiene el pelo rubio y le llega a la altura de la barbilla, unas gafas de culo de botella que agrandan sus ojos color avellana. Como un halo de luz la rodea. La mujer me sonríe.
-Veo que has encontrado uno que te gusta.
-Si bueno, solo estoy mirando.
La mujer es algo extraña, tiene una sonrisa permanente en la cara como si supiera algo que yo no sé.
-Los de dos pasillos más delante son mejores.
El libro se me escurre, me agacho a recogerlo y cuando la vuelvo a mirar ya no está. Me acerco al pasillo que me ha dicho. Observo que los libros de este pasillo son mucho más viejos. Me acerco a una estantería para tomar uno, pero entonces me tropiezo con algo. Miro al suelo y veo que es un volumen. Es muy oscuro, pero tiene algo que lo hace distinto. Las hojas son tan finas me da miedo tocarlo. Este exactamente es el quinto libro de seis. Lo sé porque en la portada lo pone, el título es:
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PANDEMIA
FantasyUna enfermedad sin cura... que arrasó con todo a su paso. Pocos sobrevivieron; y los que lo hicieron, no volverían a ser los mismos... Todo final tiene un principio. ¿Crees saberlo todo? Descubre la verdad...