Capítulo 32

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Con las sencillas palabras "voy a salir", le paso de largo a Isabella, que está muy cómoda en mi escritorio, usando mi portátil y soñando con su futura maternidad.

Empujo hacia atrás la puerta de mi baño, adentrándome rápidamente en él y quitándome todas las prendas de ropa que traigo puestas.

Mientras busco un vestido en mi armario, me doy cuenta que todas mis prioridades han cambiado. Lo que empezó con: "no voy a salir con Oliver porque estoy segura de mis sentimientos por Matt"; se ha convertido en: "voy a salir con Oliver porque me quiero vengar de él y punto".

He silenciado todo dentro de mí. No escucho ni a mi subconsciente que me suplicaba hace cinco minutos que no hiciera esto, ni tampoco a mi raciocinio que no dudaría en reclamarme por lo irracional que estoy siendo. Mucho menos a mi corazón que gritaría el nombre completo de Matt para detenerme.

No. Nada es tan relevante en este instante, como las ganas que tengo de hacer sufrir a Oliver por todo lo que me hizo.

Mis ojos, invadidos por la sed de venganza, encuentran un vestido negro que no uso desde la secundaria, pero como estoy más delgada que en aquel entonces, me quedará espectacular.

Bajo la cremallera, introduzco mis pies a través de la tela y subo el vestido para ajustarlo a mi cuerpo.

Arma número uno para la venganza: Lista.

"Eres la chica de mis sueños, Emm".

Con una expresión neutral, me pongo frente al espejo cubierto por una niebla más espesa que la sangre de represalia que recorre por mis venas.

"Verás que nada cambiará".

Paso mis manos por el espejo deshaciéndome de la niebla.

Con la ayuda de un peine, desenredo mi cabello permitiendo que unas ondas muy bien definidas en mis puntas caigan sobre mis hombros.

Arma número dos para la venganza: Lista.

"Te llamaré todos los días, preciosa".

Rescato mi bolso de maquillaje que estaba en la esquina más remota de mi armario —porque no tenía planificado usarlo en los próximos veinte años de mi vida—, y lo pongo sobre un estante debajo del espejo.

Uso todas las herramientas para maquillarme velozmente haciendo que mis ojos café resalten más que nunca y mis labios se vean más carnosos de lo que en realidad son.

Arma número tres para la venganza: Lista.

"Estaremos juntos, Emm, sin importar la distancia".

Aprieto los labios observando mi reflejo.

Está por suceder. Estoy por dejar a un lado todo lo que he logrado conmigo misma en el último mes de mi vida y arriesgar todo por culpa de un sentimiento sombrío.

¿Estoy lista para esto? ¿Tengo las agallas para hacerlo?

"Jamás te abandonaré, Emm. ¿Me escuchas? Jamás".

Agallas es poco.

Arma número cuatro para la venganza: Lista.

Unos pasos me sacan de mis pensamientos justicieros.

—¿A dónde vas?—el reflejo de Isabella se dibuja repentinamente en el espejo al lado de mi rostro sombrío.

—A un lugar—replico cortante, quitándome del espejo.

Lo último que saco del armario es una cartera pequeña y unos zapatos altos.

—¿A un lugar?—cuestiona Isabella adentrándose al baño.

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora