Tres.

36 1 0
                                    

Cuando salí, la calle parecía totalmente distinta a cómo la recordaba la noche anterior. Las oscuras fachadas ahora eran de colores brillantes y lo que parecía un desierto ahora estaba lleno de paradas y gente removiendo montones de ropa y zapatos. Perfecto: era día de mercadillo. Odiaba a la gente, sí, pero los mercadillos de segunda siempre me gustaron. La gente que acudía era gente más simple, menos refinada y en definitiva, más alejada de lo que es la humanidad, aunque siempre había quien iba sólo por simple curiosidad. Decidí pasear por el mercadillo, escuchando a la gente hablar sobre recetas y plantas. Me llamó la atención un puesto en el que vendían piedras y amuletos porque normalmente son más típicos de mercadillos medievales, así que me acerqué. Esperaba ver a una mujer con ropa ancha y colorida, con los ojos marcados y un pelo mal recogido, dando consejos a la gente y recomendando piedras con poderes, pero realmente me llevé una sorpresa. Detrás del mostrador había un joven vestido con una camiseta verde militar y unos pantalones vaqueros rasgados. Tenía el pelo castaño corto y cuando se giró para buscar una amatista para una mujer un tanto pesada, pude ver que llevaba dos rastas en la parte de detrás de la cabeza y una mancha oscura salía de su camiseta en el final de la columna. Supuse que sería un tatuaje. Debí quedarme mirando durante un rato, porque el chico me preguntó con una suave sonrisa si era eso lo que andaba buscando, porque se me veía pensativa. En realidad no estaba pensando, por primera vez en muchísimo tiempo había podido desconectar la mente. Pensé que el chico podría haber sido la causa, pero era imposible, porque era humano, y yo odiaba a los humanos. Entonces me fijé en el amuleto que sostenía entre sus manos y le presté atención.
-Este es el amuleto de Negar, el primer humano que hizo un trato con el diablo. Negar consiguió engañarle, y desde entonces el diablo se ha visto obligado a pisar la tierra durante toda la eternidad.
-Según dicen el diablo odia a la humanidad.
-Sí, eso he escuchado. En realidad, se que estas piedras poseen energía, no vendo mentiras. Pero sinceramente, no se si me creo la historia del amuleto de Negar. Además, está maldito, lo conseguí hace dos años y todavía no he conseguido venderlo.
-Tal vez sea porque tienes que poseerlo tú.
-Bah, este amuleto no es para mí, yo no ando con juegos con el diablo. ¿Lo quieres o no?
-¿Cuánto pides?
-Sólo una cantidad significativa, quiero deshacerme de él.
-¿Por qué quieres deshacerte de él? Se supone que es un amuleto más entre los tantos que tienes.
-No me gusta.
-Entonces te lo quedas. Buenos días.
-Muchas gracias por dejarme como estaba señorita - dijo medio riendo- Que tenga un buen día.
Salí de aquellas calles estrechas y me dirigí hacia el centro, tenía ganas de observar a los humanos, todavía no había encontrado a mi próxima víctima.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 26, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora