Tracy

130 17 49
                                    

Verlo frente a mí era como una descarga eléctrica. Sus ojos azules contrastaban perfectamente con su largo cabello negro. Era hermoso. Solo eso lo describía.

-Hey, Nicki. ¿Qué tal tu finde? -dijo Trevor sacandome de mis pensamientos.

-Genial -Fingí una sonrisa. Mi fin de semana había sido un completo desastre. Mi mejor amiga, Kate, andaba obsesionada con encontrarme una pareja, y se le ocurrió la brillante idea de organizarme una cita a ciegas con el capitán del equipo de lacrosse. Un auténtico imbécil y engreído. Durante toda la cita, si es que se le podía llamar cita, estuvo hablando de sí mismo y... Oh, sí, me preguntó unas cincuenta veces mi opinión sobre su nuevo peinado. A la número cincuenta y uno agarré mi refresco y se lo eché en la cabeza. Aún me entraba la risa cuando pensaba en lo que le dije: Me gusta mucho tu pelo, pero lo veo un poco seco. Voy a hidratartelo gratis.
Sin embargo aunque me deshice del cretino, quedándome muy a gusto, eso me costó una pelea con Kate. Llevábamos sin hablarnos desde aquella noche y esperaba verla hoy en la escuela.

-No suenas muy convencida -dijo en tono de reproche.

-En una palabra: Kate.

De repente comenzó a reír.

-No me digas más. ¿Con quién ha intentado liarte esta vez?

-Craig.

-¿El capitán de lacrosse? -preguntó sorprendido.

-Sí -suspiré enfadada -. Estoy harta de que intente emparejarme. Ella sabe que me gusta otro. Pero tal y cómo funciona su mente... Mejor no le diré quién.

-¿Y quién es? -preguntó con una sonrisa pícara.

Mierda.

-No es de tu incumbencia -dije sonrojándome por segundos. Me di la vuelta. Si me veía como a la bandera de Japón sabría que me gustaba. Caminé hacia mi clase de arte, deseando encontrar a Kate y disculparme-. Nos vemos en lengua.

-¡Suerte, pequeña Mona Lisa! -gritó desde el otro lado del pasillo.

Realmente odiaba que me llamara así... Pero de alguna forma me gustaba que me llamara de una forma especial.

Me senté en mi sitio y esperé a ver si Kate aparecía. Al fin vislumbré su cabello rubio entrando en clase.

-Kate, hola. Siento lo del sábado.

-No te preocupes, sé que me pasé esta vez. Después de aquello, prometo parar. Pero oye, dime que cara puso-puso una cara malévola que me hizo reir.

-Digamos que "El grito" de Munch a su lado es un aficionado.

Comenzó a reír.

-Tú y tus referencias a cuadros antiguos... De verdad que entiendo el mote de Trevor. Me hubiera gustado ver la cara de Craig cuando de repente no tuvo necesidad de ducharse.

-No te hubieras arrepentido- reí.

Rió y se calló cuando el señor White entró al aula. Todos nos quedamos en silencio y esperamos a que dijera la asignación de hoy.

-Buenos días, chicos. Espero que hayáis tenido un buen fin de semana. La tarea de hoy consiste en pensar en el cuadro que más os guste y tratar de recrearlo en vuestro lienzo. Confío en que todos tenemos un Picasso en nuestro interior, solo hay que liberarlo.

Adoraba las asignaciones del señor White. Era mi clase favorita con diferencia. Quería recrear "El grito" debido a su simplicidad, pero por alguna razón, mi mente volaba a la Mona Lisa... Así que antes de darme cuenta, ya estaba pintando a la mujer de la sonrisa misteriosa.

Antes de siquiera terminar el boceto, el timbre me sorprendió. Maldije porque tocaba historia y recogí mis cosas, lista para ir.

-Bueno, nos vemos en biología, Kate- dije volteándome.

-¡Esperad, chicas! Tengo algo que enseñaros -gritó Trevor interceptándonos en el pasillo.

-¿Qué pasa? -preguntamos Kate y yo al unísono.

Levantó el periódico de hoy para que leyéramos y dijo:

-Ha habido un asesinato. Mataron a Tracy anoche.

-Oh dios... -jadeé.

-Un asesino anda cerca, chicas. Y uno sádico.

-¿Por qué lo dices?

-Le sacó los ojos a Tracy. Los forenses creen que estando con vida.

-Dios, dios- jadeó Kate.

-Pienso acompañaros a casa, chicas. Ni penséis en iros sin mí. -dijo Trevor.

-Gracias- le sonreí.

-No me las deis, es mi obligación. Además, ¿No dicen que hay que proteger a las obras de arte? Yo estoy protegiendo la Mona lisa y... Venga, tú, Kate serás un Picasso.

-¿Me estás llamando deforme? -rió ella.

-No, es que no conozco mas cuadros -rió.

El timbre sonó interrumpiendo nuestra conversación.

-Mierda, llegamos tarde. Adiós chicos, luego nos vemos -dije.

-Adiós, Nicki. Adiós error genético- se despidió Kate.

-Nos vemos luego, Picasso. Ten cuidado Mona Lisa.

Crying Mona LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora