Leonardo

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-Siguiente -ordenó la mujer de la cafetería. Avancé y me sirvió puré de patata y un pedazo de carne en salsa. Resumiendo: a simple vista parecía que alguien había usado mi bandeja para vomitar y hacer sus necesidades.
"Creo que hoy cogeré un sándwich de la máquina" pensé.
Pasé la tarjeta por la máquina y cogí el tiquet. Una vez salí de la fila me dirigí a una de las mesas del fondo. Dejé la bandeja y fui hacia la máquina expendedora. Realmente perdía peso en la escuela. Menos mal que lo recuperaba en casa. Si mi dieta dependiera de la comida de la cafetería, a estas alturas podría ser top model.

Metí el dinero y elegí un sándwich de queso y jamón dulce. Una vez la máquina lo expulsó lo cogí y me dirigí a mi mesa en la cual me estaban esperando Kate y Trevor.

Desde que Jack me secuestró y me entregó a aquellos tipos, Trevor estaba más pegado a mí, lo cual me ponía nerviosa. Sin embargo era una estupidez mía, ya que esa noche nos dijimos algunas cosas y por casualidades de la vida, estábamos saliendo. Kate me había dicho ésta mañana que está feliz y a la vez molesta. Lo cual quería decir que se alegraba de que saliera con alguien pero a la vez odiaba que ese alguien fuera ni más ni menos que Trevor.

Una vez sentada en la mesa, empecé a comerme el sándwich. Era insípido pero mejor eso que el plato del día de la cafetería.

-Sigo sin entender por qué no traes comida de casa -suspiró Kate rodando los ojos.

-Mis padres tienen prisa por la mañana y yo no sé cocinar -dije encogiéndome de hombros.

Trevor pasó un brazo sobre mi hombro y me obligué a controlarme. A ver, estábamos saliendo. Si su toque me hacía eso no quería imaginar lo que pasaría si me besara.

-Hola.

Un chico apareció y me sacó de mis pensamientos.

-Hola -dijimos los tres al unísono.

Era alto, de pelo oscuro y ojos verde con un poco de miel.

Me reí por lo bajo al ver a Kate. Era la primera vez que la veía con la boca abierta sin pestañear mirando a un chico.

-¿Puedo sentarme aquí? Es mi primer día -dijo tímidamente.

"Kate, por dios, cómo seas con él como con los demás el pobre huirá más rápido que Usain Bolt" pensé.

Vi que Kate estaba empanada mirándole, así que fui yo quien asintió.

El chico se sentó y sacó un bocadillo de jamón de su mochila.

"¿Es que soy la única que no trae comida de casa?" Pensé indignada.

-¿Cómo te llamas? -pregunté.

-Soy Leonardo, pero prefiero Leo -sonrió.

-Encantada -dije.

-Viene bien otro tío por aquí -dijo Trevor -. Empezaba a sentirme sólo en villachica.

Le aticé un codazo en el costado y le gruñí un "calla", lo cual le hizo reír y me apretó hacia él.

-No seas así, Mona Lisa. Villachica tiene su encanto.

-¿Mona Lisa? -preguntó Leo, frunciendo el ceño.

-Es una larga historia... -reí.

El timbre sonó y nos dirigimos a clase. Antes de entrar una duda pasó por mi cabeza.

-Trevor. ¿Sabes algo más de Tracy?

Leo palideció y miró a Trevor. Trevor negó y miró a Leo.

-¿Estás bien, Leo? -preguntó Kate, hablando por primera vez desde que él hizo acto de presencia.

Él sacudió la cabeza y fingió una sonrisa.

-No. No es nada. Es solo que... Tracy era mi prima.

Los tres nos quedamos boquiabiertos.

-Lo siento, tío -dijo Trevor.

-Si, y yo -dije.

Kate lo abrazó dejando al pobre chico en shock. El timbre volvió a sonar, por lo que arrastré a Kate dentro de la clase y despedí a Leo y Trevor con la mano.

-Debes ir más despacio con este Kate... Lo estás asustando -reí.

-¿Quién dice que me guste? -se sentó.

Se me escapó una carcajada justo cuando el profesor de biología entró.

-Tu cara lo dice, Kate. Ve más despacio, en serio...

Crying Mona LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora