Asalto

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El timbre de la última clase sonó, liberándonos de la tortura que era álgebra.
Comencé a recoger mis cosas cuando de repente Jack se sentó sobre mi mesa.

-Nicole.

-Oh. Hola, Jack. ¿Qué pasa? -Era raro que me dijera algo. Éramos del mismo rango social, aunque jamás me había hablado.

-Nada, me preguntaba si podrías ayudarme con álgebra.

-¿Yo? ¿A ti? -Eso era como el mundo al revés. Él debería darme clases a mí. No entendía qué era lo que no entendía.

-Sí, eso de aislar la incógnita no lo pillo -Se encogió de hombros y apartó la mirada.

-Oh, eh, bueno... En ese caso, vale. ¿Dónde quedamos? -pregunté aún algo confusa por el giro de papeles.

-¿Por qué no vienes a mi casa? No está muy lejos de aquí -sonrió.

-De acuerdo, ¿dónde vives?

-No hace falta. Vamos juntos después de la escuela.

"Parece ser que Trevor no podrá acompañarnos finalmente" pensé decepcionada.

-De acuerdo -dije.

Terminé de recoger las cosas y me colgué mi mochila. Jack encabezaba la marcha. Tenía un andar algo peculiar. Era un poco jorobado y escuálido y sus movimientos eran torpes.

No pronunció palabra hasta llegar a su coche. A lo lejos vi a Kate y Trevor, quien me miraba de una forma que no supe identificar. Le escribí un whatsapp que decía: Voy a casa de Jack para una lección de álgebra. Estaré bien.
Sin embargo el respondió: Ten cuidado.
Lo cual me dejó pensando el por qué lo decía.

Subí al asiento del copiloto y esperé a que él subiera y arrancara. Vi como Kate subía al coche de Trevor mientras Jack arrancaba y salía del estacionamiento.

Puso la radio, en la cual sonaba una canción de Nicki Minaj llamada Mona Lisa. Ya era casualidad que ella se llamará como yo, pero que justo en ese momento sonara esa canción, me hizo pensar en Trevor y su mensaje.
¿Sabía algo que yo no sabía? Lo cierto es que toda la situación me había dado ganas de ir a mi casa.

-Oye, Jack ¿Podría darte esa clase mañana? No me siento muy bien -dije mientras tomaba la salida hacia la costa. ¿Dónde vive este tío?

-Lo siento, no puedo llevarte a casa -dijo seriamente. Palidecí.

-Repite eso de que no puedes llevarme a casa ¿Por qué? -pregunté nerviosa.

-No puedo. Conformate con eso -empecé a tener miedo. ¿Y si era esto lo que le había pasado a Tracy? ¿Y si fue Jack quien la mató?

-Llévame a casa -le ordené a punto de venirme abajo.

-He dicho que no -Estacionó en la playa. Cerca de un grupo de chicos de mi edad. Comencé a golpear la ventanilla y gritar.

-¡Socorro!

Ellos miraron en mi dirección y sonrieron. ¿Por qué sonreían? ¿Qué tenía esto de divertido?

Jack salió del coche y les dijo algo. No lo oía bien así que bajé la ventanilla.

-¿Esta es la chica? -preguntó uno de los chicos.

-Sí, esta es la chica de la foto que me disteis -dijo Jack.

-Perfecto -dijo el que llevaba un chaleco tejano.

-He cumplido mi parte del trato. Os la he traído. Ahora devolvedme mis pastillas para el corazón. No viviría sin ellas más de unos días -suplicó.

Oh, perfecto. Yo no era la única víctima aquí. Sin embargo podría ser la única víctima mortal.

-Un trato es un trato. Toma tus pastillas -dijo el del chaleco entregándole un bote de pastillas. Él las cogió y las guardó -. Bueno, amigo. ¿Cómo se llama esta pequeña? -dijo mirándome.

-Nicki -dijo Jack.

Empecé a escribirle un mensaje a Trevor que decía: Socorro. Estoy en apuros, literalmente es de vida o muerte. Ven a la playa.
Una vez enviado el mensaje marqué el número de la policía. Pero uno de los chicos metió el brazo por la ventanilla y me quitó el móvil.

Mierda.

-¿Qué tenemos aquí? Nuestra chica es lista. Sabe lo que se le avecina. Pero la policía no va a ayudarte.

¿Podría esto ir a peor?

-¿Qué le haréis? -preguntó Jack ligeramente preocupado.

-Sólo vamos a asustarla un poco. Ya sabes...

Mis lágrimas salieron y mi bilis subió. Estaba a punto de vomitar.

Giré la cabeza y cerré los ojos. No quería ver lo que me esperaba.

Entonces sentí cómo alguien caía al suelo frente al coche. Abrí los ojos. Era el que llevaba chaleco. Miré hacia arriba y vi a Trevor pegando a uno de los otros, sin darse cuenta de los otros tres a su espalda.

No, no, no, no.

Entonces apareció Kate y le echó spray de pimienta a los otros tres. Comenzaron a gritar y Trevor noqueó al último. No sabía cómo, pero Jack había escapado hacía rato.

Ambos se miraron y luego me miraron. Corrieron hacia mí y me sacaron del coche. Abracé a Kate y Trevor se unió al abrazo por detrás.

-Quiero ir a casa. -murmuré

Ambos asintieron y me llevaron hasta el coche de Trevor. Miré una última vez a los chicos. Iría a denunciarlos mañana.

-No pienso irme de tu casa, Nicki. No después de esto -dijo Kate -. Me quedaré a dormir.

-De acuerdo -la abracé. Me senté en el asiento trasero y mi mirada se cruzó con la de Trevor en el retrovisor. Se veía dolido o algo parecido.

Debí haber hecho caso a su advertencia. Él debía saber algo. ¿Por qué no me aviso?

-Lo sabías -afirmé.

Él pareció más dolido si cabe.

-Si lo hubiese sabido no te hubiera dejado subir con él. Simplemente creía que él querría ligar contigo. Se le veía tenso y nervioso. Ahora entiendo por qué.

-Lo siento.

-No lo sientas -dijo -, tú no lo sabías.

No volvería a irme sin ellos. Jamás.

-Trevor.

-¿Sí?

-Gracias.

Pensaba decirle lo que sentía esa noche. Había aprendido que la vida podía ser corta.

Crying Mona LisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora