Encuentro, dos sannin

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La confusión del día anterior, ya no era tan perturbaste después de convencerse a ella misma que todo aquello era un sueño, y lo hizo porque apenas una semana había estado pensando mucho en aquel hombre que fue su más leal amigo, pensó que fue eso acompañado de que estaba cansada de tanto caminar.

Pensaba esto mientras estaba tumbada en la cama viendo hacia el techo, sin mirar nada a la vez, tapada con una manta, con las piernas cruzadas, y sus manos entrelazadas encima de su estómago, su mirada estaba perdida, pensando en lo del día anterior.

Apenas y había dormido, tres horas para ser exactos, el sol aun no salía, era mediado de noviembre y extrañamente no sentía el frío que hacía, a pesar de estar desnuda bajo la manta.

Tal vez el frío que sentía por dentro era más fuerte que el que sentía en el exterior.

Parpadeo un par de veces chasqueo la lengua y poco a poco salió de la cama, tomó una liga que estaba encima de la mesa de noche y con ella se hizo una coleta baja, se vistió con unos pantalones abrigadores, unas zapatos cómodos, una blusa negra de manga larga, un par de guantes como los que usa Kakashi, y encima una gabardina negra que le llegaba a la altura de las rodillas.

Y se fue de ahí, sabía que si se iba más tarde se arrepentiría. Caminaba por las solitarias calles de aquella aldea, iluminadas por los faroles que había en cada esquina.

De repente conoció la calle por donde transitaba, era la misma donde encontró aquella carpa, pero no había nada. A lo lejos miro un inusual pedazo largo de lo que podría identificarse como un letrero.

Poco a poco se fue acercando a aquella cosa, hasta que estuvo frente a eso, su mirada estaba dirigida hacia el suelo, y con lentitud se fue poniendo en cuclillas, levantó el letrero y leyó lo que decía: "QUIERES SABER LO QUE TE DEPARA EL DESTINO".

Con un sobresalto lo soltó y en la sorpresa calló hacia atrás, sus bellos comenzaron a erizarse un dolor de estrés le inundó el cuello, su boca estaba seca, y sus ojos abiertos desmesuradamente, no supo cuánto tiempo estuvo así, lo único que sabía era que tenía que salir lo más rápido posible.

Se levantó cuando volvió en sí, volteó de nuevo hacia el suelo, creyendo que solo fue su imaginación, pero el maldito letrero aún estaba ahí, parpadeo varias veces y el letrero no se iba. Algo no andaba bien. Comenzó a caminar pero no tranquilo como hace rato, sino más bien de una manera nerviosa.

Salió de aquella aldea pero no se sentía mejor, al contrario.
Prefirió caminar por entre los árboles secos que en el sendero, creía que si caminaba por el sendero vería a aquella anciana, los arboles eran secos así que cualquier cosa los haría quebrar, un aire más frio de lo normal chocó con el cuerpo de Tsunade, y detrás de ella el crujir de una rama quebrándose la hizo voltear de golpe a sus espaldas, lanzando un kunai, pero este fue detenido por otro.
Con rapidez se puso en guardia con otro kunai en mano.

-"Hola querida Tsunade" - sonó una voz profunda, rasposa, algo macabra pero sobre todo conocida - "tiempo sin vernos" -. saliendo de las sombras de los árboles.

Tsunade bajó su guardia, y se guardó el kunai en su funda amarrada en su pierna derecha -"Que te trae por aquí Oro.....chi....ma....ru"-

- "Solo pasaba por aquí, y te mire tan solita" - dijo con su profunda voz.

- "Tú no eres de los que anda por ahí, solo porque si" - rio con ironía.

Orochimaru soltó una pequeña carcajada - "me atrapaste, Tsunade, pero no pensé en encontrarte aquí sola, sin tu asistente"-

- "Cres que la tendré encadenada con migo, quien sabe y terminaría traicionándome como lo hizo Kabuto, o tu entenado Uchiha".

Orochimaru se llevó una mano al pecho fingiendo sentirse ofendido - "Eso duele Tsunade".

EL REGRESO DE JIRAIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora