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Tsunade había terminado de limpiar. Estaba recargada en el lavabo con la vista al desagüe. Su rostro estaba cubierto por su fleco.

No tenía sueño, pensando el día tan extraño. Se reincorporó suspirando para aliviar el peso del pecho. Pausadamente se giraba y caminaba la mesa y encender una veladora blanca y gruesa, para después apagar el foco.

Recargándose en la pared se cruzó de brazos y comenzó a mirar a todos lados.

Y vio detenidamente la libreta maltratada y vieja de Jiraiya que estaba en la mesa. Recordó que estaba escribiendo algunas cosas.

Sabía, lo sabía era grosero tomarla y leerla, pero en la mayoría de lo casos la curiosidad gana y esta no fue la excepción. Se dirigió a la mesa y tomo aquella librera.

Camino hasta la ventana sentándose en su filo. Descubriendo que en la mayoría de sus páginas hablaba de ella. Cada una con fechas más frecuentes.

Cerro de golpe la libreta, preguntándose si esto era correcto. La abrió de nuevo, pero esta vez se fue a la última pagina, leía cada palabra con más atención de antes.

Sentía aún más ridículo estar enojada con él, se merece una segunda oportunidad. Le dolió al recordar que el estaba decidido a renunciar y dejarla.

Dejo caer la libreta al suelo. Su vista se centro en la luna. Peculiar mente grande, brillante y blanca, la leyenda cuenta que la luna es custodiada por un gran conejo que puede ser visto desde cualquier lugar.

En una de las páginas de aquella libreta Jiraiya plasmó que la mayoría de las noche la observaba con la esperanza de que Tsunade hiciera lo mismo, estar conectados simplemente por la luna llena.

Y era verdad, cada vez que Tsunade se sentía sola y lo extrañaba miraba la luna.

Ella sonrió, ella ya no necesita hacer eso, lo tenía ahi, a unos metros, ya lo tuvo cerca más de una vez.

Se retiró de la ventana, caminando silenciosamente por el estrecho pasillo. Había dos recámaras. Abrió la puerta de una de ellas. En esta estaban Shizune y Naruto. Sonrió malvadamente y cerro la puerta.

Camino a la recámara vecina, abriendo la puerta con más cuidado esta vez. Se metió quitándose el abrigo. Y miró a Jiraiya dormir plácidamente inconsciente de lo que pasaba.

Sonrió, el futon es lo suficientemente grande como para los dos. Se quitó las zapatillas, se inclinó para tomarse un pie recargándose con una mano accidentalmente se tomó de el pergamino de el. Inmediatamente se mordió un labio pues el pergamino cayó haciendo un fuerte ruido.

Asustada volteo a ver a Jiraiya, su corazón latió con fuerza, sentía una gran adrenalina el saber que el despertaría y la cojeria en su dormitorio. ¿Pero que explicaciones le daría?.

Sus ojos estaban detenidos atentos a lo que el haría. Jiraiya sólo se cambio de posición estirándose un poco.

Tsunade respiro de alivio, camino de puntillas hasta el futon, se metió entre las mantas, realmente tenía algo de frío, sus extremidades estaban helados, pero el era otra cosa, irradiaba calidez. Ella movió sus pies tocando las piernas de el.

-"Estas fría"- dijo Jiraiya para sorpresa de ella

Tsunade se quedó helada y no por el frío del ambiente sino que no pude imaginar que jiraiya estaba despierto, consciente de su presencia ¿qué haría ahora?

-"En el futón de shizune no había, ¿espacio te molesta?"-

-"Para nada"- dijo jiraiya dándole la espalda -"sólo Procura no roncar muy fuerte"-

EL REGRESO DE JIRAIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora