Capítulo 2: No puede ser posible
Habían pasado cuatro meses desde que mi padre (si se le puede llamar así) y mi hermano nos habían abandonado, mi madre seguía triste pero no me lo demostraba, solamente en la noche cuando lloraba a escondidas.
Seguía recibiendo burlas de mis compañeros habían pasado 4 meses.
¡Cuatro putos meses!
Y aún seguían con lo mismo.
Mi madre cada vez se comportaba demasiado raro, cuando quería hablar con ella tomaba distancia como si me fuera a transformar en un monstruo, parecía como si me temiera, seguía siendo cariñosa conmigo pero a distancia.
Ella seguía trabajando en el bar, hemos sobrevivido con la miseria que le pagan. La verdad me encantaría poder ayudarla, pero tengo trece años y en esta mierda de sociedad no puedo hacer nada que ayude a nuestra economía.
Acabo de llegar a casa, hoy fue un día agotador en la escuela, no hubo golpes, pero sí muchas burlas. Entro y no escucho ruido alguno, lo cual me parece extraño porque siempre está la tele prendida o la radio para escuchar música y ahora, pareciera que no hay nadie.
-¡Mamá ya llegué!- Grito pero no obtengo respuesta.
Espero unos minutos y no escucho nada, por lo que comienzo a preocuparme.
-¡Mamá! ¿Dónde estás? - Vuelva a preguntar, pero no escucho nada.
Subo las escaleras y abro la puerta del cuarto de mamá, pero no hay nadie, todo está perfectamente ordenado como estaba hoy antes de que vaya a la escuela, entro al baño que esta en el pasillo y tampoco hay nadie, bajo las escaleras y me dirijo a la cocina donde hay una nota pegada al refrigerador
Astrid:
Hoy me tocó turno de noche en el bar y no estaré en casa hasta mañana en la tarde,te dejo dinero para que compres algo para que comas, tú ve a la escuela.
Buenas noches princesa te amo.
Frunzo el ceño ante las palabras de mi madre, nunca suele trabajar en turno de noche al menos que no tengamos dinero, y que yo sepa, si tenemos, poco, pero algo es algo, peor es nada.
Pero bueno ella tendrá sus razones.Agarro el dinero y mi skate y me dirijo a la tienda, cuando estoy por llegar me encuentro a una "compañera" de clases, una de las perras que me molesta, intento ir más rápido cuando paso a un lado de ella, pero ella es más rápida y me empuja, haciendo que pierda el equilibrio y caiga de cara.
-¡Pero mira quién es!- Dice con sarcasmo en su aguda voz- ¡Astrid la huérfana! - Dice y suelta una carcajada que hace que me den ganas de llorar, pero no ya no, no lloraré más por estos idiotas que creen ser superiores molestando a otras personas.
-Cállate - murmuro, comprimiendo mi enojo y el impulso de pegarle en plena calle.
-¿Que dijiste huérfana? - Dice haciéndose la desentendida, pero yo sé que lo hace para probarme.
-Cállate- Digo más fuerte y con un enojo notorio en mi voz.
- ¿Y si no quiero? ¿Harás que me vaya al igual que tu padre?
Me levanto y le doy un puñetazo en la nariz, haciendo que de inmediato le salga sangre de ésta.
Agarro el skate y me voy a toda prisa, dejando a Dayanna en plena calle sangrando de la nariz por el golpe que se merecía hace mucho tiempo.
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Dulcemente Mafiosa
Ficção AdolescenteNo tengo salvación, sólo puedo seguir consumiendo crack para seguir viva. La vida es una mierda y nada va a cambiar el hecho de que lo sea. Pueden haber algunos detalles diferentes en mí, pero nunca cambiaré del todo. Siempre seré Dulcemente Mafiosa...