Yo había nacido de vidrio, pero ahora sólo sentía apatía. No me arrepentí, pero aún así, sentía ese dolor tan humano, ese que está ahí cuando sabes que has pasado terriblemente los límites.
Volví a mi apartamento. Dejé todas las luces encendidas y abrí la ventana. La noche estaba tranquila y hermosa. El viento trajo luciérnagas por docenas. No me molestan como lo hacen con la mayoría de los lugareños aquí. Ellas trajeron la luz y compañía, y yo las amaba con todo mi corazón. Rompí las lámparas y vertí el líquido en la tina de baño. Pequeños fragmentos de vidrio y porcelana se lograron mezclar con el agua, la cual ahora estaba vertiendo desde el grifo. He añadido el querosén restante que seguía debajo de mi fregadero y en mi escritorio, que había utilizado como un desnaturalizante para mi alcohol.
Tal vez tenga el mismo efecto en mí ...