Un aterrizaje bestial

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Seguíamos- ¡Aaaaaaaaahhh!
P.Javier- ¡Chicos! ¡Intentaré aterrizar en esa isla de ahí! (Intentando bajar los mandos para que el impacto fuera menor). Tanto yo como los otros cuatro intentamos ayudarle en eso, menos Mohamed que estaba rezando a su dios. P.Javier- ¡300 pies! ¡200 pies! ¡100 pies chicos! ¡Agarraos! El impacto fue tan brutal que me di contra la ventanilla del copiloto rompiéndola en mil pedazos. Me conmocionó el impacto y me desmayé.

De repente noté un pinchazo en mi nariz, me desperté, era un maldito cangrejo, lo cogí y lo tiré por la ventanilla que destrocé. Vi a mi alrededor y no veía a nadie. Me quité el cinturón de seguridad y abrí la puerta abollada. Hacía mucha calor y un sol interminable, nunca había tenido tanta calor en mi vida, vi a los demás en círculo rodeando algo, Belén estaba llorando siendo consolada por Mateo.

Dije- Chicos, ¿qué cojones ha pasado? P.Javier- Mario, Carlos ha muerto, al parecer no se abrochó del todo el cinturón, y se rompió el cuello en el impacto, es un gran paso para la Tierra pero un gran salto para la humanidad.
Todos nos quedamos mirando observando al profesor. Estábamos un poco confundidos.

Soy Mario Sant y este es mi cuarto capítulo. Espero que os gusten los siguientes capítulos, que serán aun mejor. Comentad, votad y decidme vuestras opiniones. Un beso y adiós.

Tormenta de calorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora