Una reacción inesperada. ¡Nueva imagen!

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La joven ahora peliblanca se quedó mirando en silencio al pelinegro que acababa de entrar, siguiéndolo con la mirada mientras este cerraba la puerta y se acercaba para sentarse en la orilla de la cama pero a sus pies.

-- "Lo mejor será que finja que no recuerdo nada, que recuerdo solo mi nombre... Joder."-- Pensó la menor y entonces escucho la voz de Levi llamándola.

-- Hey... Niña, ¿Quién coño eres? -- La joven simplemente lo observo en silencio sin poder contestarle, definitivamente... Rivaille era peor de lo que se veía. – Responde escoria. –

-- Mi nombre...Mi nombre...-- Rivaille la observo esperando que terminara de hablar. —Es Eva Magdalena, señor. — Levi abrió los ojos como platos al escuchar el nombre de la joven pero luego recupero la compostura.

-- Eva Magdalena, ¿De dónde eres? ¿Qué edad tienes? ¿Tienes familia? – Le pregunto todo esto en menos de 3 segundos.

-- Yo... No lo recuerdo...-- Murmuro la albina mientras bajaba la mirada. Levi chasqueo la lengua.

-- ¿Sabes que caíste del cielo y dejaste un enorme cráter en el territorio de los titanes?—Le dijo el pelinegro como si estuviera hablando del clima, ocasionando que la albina soltara un pesado jadeo y luego un gemido de dolor cuando sus costillas protestaron.

-- ¿Quién eres?...— Le pregunto aunque ya ella sabía quién era el.

-- Mi nombre es Levi Rivaille...-- La joven ladeo la cabeza. – Eva Magdalena, será mejor que te traiga algo de ropa ya que la tuya se hizo jirones cuando caíste. – Eva miro su cuerpo y apenas se dio cuenta de que solo estaba cubierto con vendas, por lo cual se sonrojo fuertemente.

-- Gracias... Master. —Dijo sin pensar y se recostó otra vez sin saber la reacción que había causado en el mayor, el cual se quedó mirándola con la mejilla levemente sonrojada y luego salía de la habitación con rumbo desconocido.

La menor se había quedado dormida otra vez y se despertó por el calor que azotaba su cuerpo. Por lo que decidió levantarse con todo el cuidado del mundo e irse quitando las vendas una por una hasta dejar su cuerpo desnudo. Se acercó a un espejo de cuerpo completo que no se había dado cuenta que estaba allí, se tapó la boca reprimiendo un grito de horror/emoción al verse.

Su cuerpo ahora era delgado y bien definido; tenía el cabello por las rodillas y de color blanco; los ojos grises y en su ojo izquierdo, sustituyendo la mancha amarilla había una mancha violácea; al girarse se dio cuenta de que las cicatrices que tenía desde pequeña seguían allí, marcando su pálida y suave piel.

--"Hum, al parecer hay cosas que no cambian ni porque este en otra dimensión". –Pensó mientras seguía observando su cuerpo desnudo. El sonido de la puerta abriéndose no le importo, el jadeo pesado que soltó el pelinegro, mucho menos. Se giró con lentitud, ya que aún seguía algo mareada y le miro con sus nuevos ojos claros y aquella mirada oscura le devolvió la mirada, casi indiferente.

-- Bien, Eva, será mejor que te vistas; iremos a presentarte.—Dicho esto, le soltó un montón de telas en la cama y salió como si nada. 

Un Amor Titánico. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora