Inuyasha corrió por el bosque con el corazón acelerado y la mente turbada. Las palabras de Kikyo resonaban en su cabeza, entremezcladas con la imagen de Aome llorando desconsoladamente en la cabaña. Un presentimiento sombrío le advertía que algo terrible estaba por suceder. Mientras tanto, Aome se encontraba dentro de la cabaña, empacando frenéticamente sus pertenencias. Las lágrimas no cesaban de caer por sus mejillas mientras su corazón se desgarraba.
-No puedo quedarme aquí... no después de presenciar eso... no después de sentir cómo todo se desmorona...- murmuró Aome entre sollozos.
Cada prenda que colocaba en su mochila era un acto de desesperación, un intento desesperado por alejarse del dolor que le perforaba el pecho.
Inuyasha llegó al pozo justo a tiempo para ver a Aome salir de la cabaña. Su rostro estaba bañado en lágrimas, su expresión reflejaba angustia y una determinación férrea. La vio avanzar hacia el pozo con paso decidido, como si el dolor que la consumía hubiera endurecido su resolución.
-¡Aome!- gritó Inuyasha corriendo hacia ella.
Aome se detuvo abruptamente al escuchar su voz, pero no se volteó. Estaba decidida a no mirarlo, a no revelar cuánto lo amaba y cuánto le dolía lo que había visto.
-Aome, ¿a dónde crees que vas?.- dijo Inuyasha jadeante, acercándose a ella.
-Me voy, Inuyasha... no puedo más...- respondió Aome entre cortada, sus palabras cargadas de sufrimiento y determinación.
-¿Por qué te vas?- preguntó Inuyasha confundido, su corazón latía con fuerza, sintiendo cada palabra de Aome como un golpe directo al alma.
-Pensé que me escogiste a mí... ¡Pensé que me amabas!- gritó Aome con furia contenida, sus lágrimas y su voz resonaron en el bosque como un lamento desgarrador.
Inuyasha extendió una mano hacia ella, sus labios temblorosos buscaban las palabras adecuadas. -Aome... no es lo que piensas...- comenzó a decir, pero su voz se quebró al verla tan frágil pero a la vez tan furiosa.
Aome se apartó bruscamente de su alcance, mirándolo con ojos llenos de dolor profundo y decepción aguda.
-Vete con Kikyo...- susurró Aome con voz temblorosa. -Espero que sean muy felices...-
Antes de que Inuyasha pudiera responder, Aome se volvió hacia el pozo con determinación, su corazón destrozado pero su decisión inquebrantable.
-No quiero que me busques nunca más...-
Sus palabras resonaron en el aire, cargadas de tristeza infinita y una resignación que cortaba más profundo que cualquier espada. Sin mirar atrás, se lanzó al pozo con un último sollozo ahogado.
Inuyasha se quedó inmóvil, su mente y su corazón sumidos en un torbellino de emociones contradictorias. Se sentía impotente, como si hubiera perdido una parte fundamental de sí mismo. Las lágrimas que había estado reprimiendo finalmente escaparon, mezclándose con la lluvia que empezaba a caer sobre el bosque.
Susurrando en la oscuridad, Inuyasha llamó a su amada-... Aome.-
El sonido de sus propios sollozos se mezclaba con el susurro del viento entre los árboles, llevándose consigo la sensación de pérdida y desesperanza mientras el pozo permanecía en silencio, como un testigo mudo de su dolor. Inuyasha, confundido y con el corazón hecho pedazos, se quedó inmóvil unos instantes, procesando lo que acababa de ocurrir. El pozo que conectaba el mundo de Aome con el suyo ahora parecía un abismo insuperable.
-"¿Cómo pude permitir que esto sucediera?".- pensó Inuyasha.
Se dejó caer de rodillas junto al pozo, mirando el fondo vacío, sintiéndose impotente y solo. El recuerdo del beso con Kikyo pesaba en su mente, mezclado con la desesperación y el dolor en los ojos de Aome.
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Tu me cambiaste la vida (InuxAome)
Fiksi PenggemarAome estudiaba cuando un estruendo rompió la calma. Corrió a la cocina y encontró a Inuyasha. - ¡Inuyasha! ¿Qué haces aquí? - preguntó, sorprendida. - Solo quería verte - respondió él, abrazándola. Juntos decidieron regresar a la época feudal. Shipp...