Capítulo 1.

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Hay una luz.

Una luz molesta.

Quiero levantar mi brazo para que deje de deslumbrarme, pero no puedo. Parece como si tuviera las manos esposadas. Esto es sumamente confuso

Con una lentitud extrema abro mis ojos, esperando que se adapten rápidamente a aquella luminosidad desesperante.

Lo primero que veo es a una mujer rubia, ya mayor, sentada mirándome como si fuera la Octava Maravilla.

Se aproximó a mí, y, honestamente me da miedo.

—Que bueno que hayas despertado.

—¿Dónde estoy? —pregunto realmente desorientado.

—En el hospital cariño.

¿Hospital? ¿Yo? ¿Cariño?

—¿Quién eres?

La mujer perdió su sonrisa. Parecía aun más confundida que yo. Se acercó más a mí y vi el destello de una lágrima caer por su rostro.

—¿No recuerdas quien soy? —al negar con la cabeza, la mujer soltó otro manojo de lágrimas—. Dime tu nombre.

Esa especie de pregunta me sacó de mi enfoque con esa luz que seguía molestándome. ¿Dime tu nombre? 

No lo sé.

No recuerdo.

¿Tengo nombre?

¿Qué esta pasando?

Cuando vio que no respondí nada, pegó su ojos contra mi rostro con extremo cuidado, como para no herirme (entonces me di cuenta de que mi cabeza estaba vendada), y se soltó a llorar con unas fuerzas increíbles.

—¿Qué esta  ocurriendo? —dije para intentar saber quien rayos era y que estaba haciendo aquí.

—¿De verdad no sabes qué te pasó? ¿ni quien soy? ¿ni quien eres?

—No —dije realmente seguro de no saberlo.

Separó su rostro del mío, me examinó y dijo:

—Yo soy tu madre. Tuviste un accidente e ignoraban los efectos que tendría el percance. 

Un accidente. Las cosas empiezan a tener sentido ahora. Pero por qué demonios no la recuerdo. Yo jamás olvidaría a un familiar mío: menos a mi madre... Menos a mí.

—¿Quien soy?

—Te llamas Julian. Julian Casablancas.  

Just Jules (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora