Just Jules (Pausada)

Capítulo 6

Si.

Estaba confundido.

Aquel tipo tenía una pinta muy positiva, la cual hacía que me sintiera realmente confundido. Me confundían su mirada de cariño y su sonrisa de lástima. También era desconcertante su apariencia física pues era justo como si supiera como vestirse para agradarme o algo parecido.

—¿Realmente no me recuerdas? —preguntó Nick con la esperanza marcando su rostro.

  —Lo siento —contesté encogiéndome de hombros—. Supongo que todo está demasiado confuso en este momento.

  —Julian, Nick y yo no queremos presionarte —interrumpió el doctor como dándome una explicación—. Sólo intentamos que todo lo que esta borroso en tu mente no sea tan difícil de procesar.

Las palabras del doctor me mareaban. Era estresante escuchar el profesionalismo con el que hablaba y debo confesar que el simple hecho de darme una explicación a cada comentario me hacía sentir como un pequeño niño impotente que no puede entender algo tan simple como su vida.

En ese momento quería salir del consultorio e ir a algún lugar donde pueda dejar de pensar, pero luego recordé a Juliet... A ella realmente le importaba que yo estuviera bien. No podía defraudarla, así que me quedé ahí sentado y tan sólo asentí con la cabeza.

  —Nick —comenzó el doctor—, ¿por qué no le recuerdas a Julian cómo se conocieron?

Nick asintió y comenzó a relatar.

  —Nos conocimos en el año en el que entré a Dwight School: la única escuela privada a la que he asistido en toda mi vida.

 ¿Yo asistí a escuelas privadas? ¿Desde cuánto tengo tanto dinero?

  —Me atrevería a decir que nos encariñamos en el primer momento en el que nos conocimos —dijo sonriendo amablemente—. ¡Y no solo me hice amigo tuyo! Ahí también conocí a nuestro camarada, Fab.

  —¿Fab? —el nombre no se me hacía PARA NADA familiar.

Nick volteó a ver al doctor. Estoy bastante seguro de que el creía que había cometido un error al nombrarlo, pero por suerte el doctor le asintió discretamente como para que yo no me diera cuenta.

  —Si, Fabrizio. Nuestro amigo y compañero de —dudó un momento rascándose la cabeza pero sonriendo—... de trabajo.

—Hablas de la banda, ¿verdad?

Nick se paró rápidamente dando un salto y sonriendo como tonto. Creo que se sentía feliz.

—¡Jules! ¿Recuerdas eso?

—Me lo dijo Juliet —conteste con desazón.

De repente, la emoción de Nick se desvaneció y regresó a su asiento.

Casi hasta me sentí mal de decepcionarlo de esa manera.

  —No te preocupes, Jules —dijo el señor doctor—. Le pedía a Fabrizio que viniera para la consulta más próxima.

Al decir eso, sentí que algo dentro de mí explotó. Algo en mi pecho se estrujó tanto que dolió. Estaba seguro de que iba a explotar.

  —¿Para qué? —respondí un poco más alto de lo que esperaba—. No importa quien sea el que me cuente mi vida. Sólo va a ser eso: un cuento. Ya no lo volveré a sentir como MI vida.

  El doctor y Nick quedaron perplejos por mis comentarios y, en aquel momento me di cuenta de que si no hablaba pronto eso que sentía dentro de mi me iba a matar.

  —No quiero saber más de esto, ¡no quiero! Sólo quiero estar tranquilo.

Tras decir esto me levanté del sofá y salí corriendo de aquella habitación que ya empezaba a sofocarme.

  —¡Jules, espera! —escuché a Juliet gritándome, pero para ese momento yo estaba corriendo hacia ningún lado en específico. Corrí y corrí deseando que nada de esto estuviera pasando: que no me presionaran de esta manera, que no me dijeran que hacer, que este dolor en mi pecho desapareciera, que no hubiera perdido la memoria...

En estos momentos me preguntó, ¿cómo no morí en aquel accidente?