Capítulo 1: "El nuevo"

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Ya habían pasado varias semanas desde que se marcharon, en ese tiempo el verano había vencido, las chicas habían salido del internado y volvían a causar problemas en los interrogatorios con los verdaderos policías, y sí, también habían empezado las clases, aun así, en las noticias pasan las teorías demenciales de las personas sobre su paradero, como que están escondidos en algún bosque remoto, que están esparcidos en diferentes lugares para que no sean atrapados a todos de una vez, incluso revisaron la vieja cabaña varias veces porque un idiota decía que habrían regresado allí.

Grababan el allanamiento con cámaras en la ropa de los oficiales y los noticieros esperaban afuera para la historia del siglo, siempre se quedaban como unos verdaderos idiotas, porque ellos no estaban, y ya hacía mucho que habían desaparecido por el olvidado y casi destrozado pozo abandonado en la mitad del bosque al otro lado de la ciudad.

Al final, resolvieron en quemar la cabaña, destruyendo todo.

Ellas lo vieron desde los televisores de sus cuartos.

–No quiero ir a la escuela– dijo Wicked, eran las diez de la noche y no se habían dormido, Hipster apagó el televisor y se acurrucó en su cama, al otro lado de la habitación.

–Nadie quiere ir a la escuela– respondió su hermana, y abrazó a su perro amarillo destartalado.

–Pero no quiero ir por que todos nos van a reconocer– habló la rubia–, y... ¿si están esperando en la puerta?

La primera vez que se metieron en problemas, la prensa había sido bastante considerada, si bien tenía sus apodos, no revelaron sus caras ni nada de eso, esto no se tomó en cuenta esta segunda vez.

Si creían que eran populares en la semana y media que tuvieron de verano normal, no se esperaban esto, los rumores corrían rápido en su pequeño pueblo, y no faltó mucho tiempo para que todos lo supieran.

Pero ahora, era el mundo el que lo sabía.

Y tenían unas ganas tremendas de ir a vivir a la Antártida.

Pero no importó las oposiciones de Wicked, al día siguiente, a las siete de la mañana, estaban arreglándose la ropa, Hipster tenía su camisa blanca abrochada hasta el cuello, el suéter azul, la pollera hasta las rodillas del mismo color, a juego con las medias altas y los zapatos lustrados y de un negro brillante, se trenzó el pelo y fue hasta el baño por una última mirada.

Wicked tenía una remera blanca, la pollera hasta la mitad del muslo, las medias bajas, los zapatos sin más, Hipster le puso una bicha y trenzó su rubio y lacio pelo, luego le dijo que estaban iguales y Wicked le pegó.

En la escuela se encontraron con Jasi, quien tenía su uniforme correcto, el pelo atado salvo por un pechón del frente que caía en su cara y una expresión de exhausta.

–Estaban los putos del noticiero en la puerta de casa– dijo ella, con una sonrisa falsa.

–A nosotras nos atacaron en la puerta de la escuela– dijo Hipster, se sentaron en un banco de mármol a un lado del patio, mirando a los otros que fingían no mirarlas.

–A mí me tratan de pobrecita– dijo Jasi.

–Agradece eso, nadie te juna– dijo Wicked, sonriendo.

Se sentaron en el banco sin decir mucho.

–La escuela es una mierda– dijo Hipster–, este sería el décimo año...– suspiró con cansancio y se refregó la cara–. Ya quiero sor grande, vivir en la Patagonia con mi hija pelirroja.

– ¿Pelirroja? –dijo Jasi, con una risita.

–Tatiana Juárez, perra– dijo Hipster en tono diva.

Luna The Arrow 3: El UnderworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora