Epílogo.

33 4 4
                                    

Skrillex fue expulsado del pozo antes que nadie.

–Y sigue siendo igual de idiota– le dijo Wicked a Jasi, cuando las tres salieron del interior del pozo, el joven estaba apoyado contra un árbol, recuperando el aire, miró a las chicas con expresión entre el cansancio y la gratitud.

–Ustedes...

–Sí, peleamos con monstruos– dijo Wicked–, y a Hipster le gustas.

La joven se ruborizó, peor no contestó, estaba intentando llenar sus pulmones con aire nuevo.

Unos segundos después, Hipster se apoyó en el borde del pozo.

–Tiren todas las armas– dijo.

– ¡¿Qué?! –dijeron las dos jóvenes a coro.

–No voy a tirar estas– dijo Jasi abrazando sus espadas.

–Y esta se queda conmigo para siempre– dijo Wicked alzando la pistola.

– ¿Qué va a pensar la policía cuando nos vea con todas estas armas y el chico desaparecido? –dijo la mayor.

– ¿Policía? –repitió Skrillex.

La mayor asintió.

–En cuanto dejemos este lugar, y salgamos a la vista, nos van a abordar– dijo sin ganas, se sacó la campera, dejándola en el suelo, para sacarse el arnés que cargaba sus cuchillos y tirarlo al pozo, luego prosiguió con su cuchillo de emergencia, Jasi se vio obligada a tirar sus espadas, y Wicked, de mala gana, tiró sus pistolas y balas.

Luego se voltearon, dispuestas a caminar hacia el mundo y ser vistas por la policía.

– ¿Podes caminar o mi hermana te tiene que hacer upa? –dijo Wicked, mirando al chico.

Skrillex miró a Hipster, y le dedicó una pequeña sonrisa burlona, la joven puso los ojos en blanco, se acercó a su compañero de banco y pasó uno de sus brazos por sobres sus hombros.

–Yo sé que gusta– dijo él.

–Como quieras– dijo ella.

–Yo sé que gusta, yo sé que te encanta, dale mami vente no te hagas la santa...– canturreó Wicked, luego negó con la cabeza–, ataque villa.

–Si vamos allá, y se las lleva la policía– dijo Skrillex–, quiero decirles gracias.

–No te pongas cursi– dijo Wicked–, no nos gusta lo cursi.

–Y que prometo que no las voy a molestar más– dijo él, con una sonrisa.

–Eso te lo aceptó– dijo la rubia.

Y comenzaron a caminar fuera del pequeño bosque, llegaron a la vereda, y en la esquina estaba una patrulla de policía, los vieron levantar las radios y decir algo que no escucharon desde la distancia, luego, los dos policías se acercaron, con las pistolas en alto.

– ¡Manos en alto! ¡Y aléjense del chico!

Hipster miró a su compañero una última vez antes de sacar el brazo de encima y avanzar hasta las dos chicas, con las manos hacia el cielo.

Uno de los policías, una mujer de baja estatura, se acercó hasta él, lo miró desde abajo con una sonrisa amable.

– ¿Tobías Luna? –Preguntó, Skrillex asintió, las tres jóvenes se miraron al escuchar el nombre real de lo que ahora podrían llamar amigo–, ven a la patrulla conmigo– dijo la mujer policía.

En el vehículo la mujer le ofreció su teléfono para llamar a su madre, él cayó en la cuenta que no llevaba el suyo, maldijo para los adentros a los Demonios, rechazó la oferta de la policía, lo que menos quería era hablar con esa mujer. Cuando llegaron los refuerzos, junto con camarógrafos y comentaristas de noticieros, él se quedó mirando a través de la ventana cómo metían a sus tres salvadores en patrullas, luego arrancaron, con sirenas y luces y autos de los medios de comunicación a andar por las calles hasta la comisaría, la gente salía de sus casas solo para ver. Él fue al final de ese desfile absurdo de policías.

Luna The Arrow 3: El UnderworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora