Capitulo 3

65 1 0
                                    

Me remuevo un poco entre las cobijas de mi cama, aún tengo los ojos cerrados. Siento que alguien está acostado a mi lado y al darme cuenta de esa presencia quito las cobijas que tapaban mi rostro y abro los ojos para ver de quien se trata; es Berenice.
Busco mi celular que está en la comoda, lo tomo y veo la hora. Dos de la tarde. En realidad ver la hora no me alarma, digo, nos dormidos todos muy tarde.
Salgo de la cama y me dirijo al baño. Veo mi cara en el espejo y no veo nada más que una chica completamente desvelada y con el maquillaje todo regado por el rostro. Decido lavarme la cara. En realidad me apetece un baño pero no tengo la más mínima idea de quien sigue en el departamento y no me sentiría muy cómoda bañándome con extraños en la casa.
Salgo del baño y veo que Berenice ya se apropio de toda la cama, no me molesta por que no pienso dormir, tengo hambre y mi cuerpo exige comida.
Salgo de la habitación y doy directo al pasillo para llegar a la sala. Voy caminando muy lentamente sin hacer ruido. Cuando me encuentro en la sala veo a Brenda durmiendo en el sofá, a Marcos en el sillón, a dos de los amigos de Marcos en la alfombra que está en medio del sofá y el sillón. -Pero me falta uno, ayer eran cuatro...- Digo en mi mente. Volteo hacia mi izquierda y ¡ho sorpresa! Alguien acomodó las sillas del comedor en hilera y está durmiendo sobre ellas. Todos parecen tener un sueño profundo pero ¿Por qué? Ni que nos hubiéramos dormido a las seis de la mañana. Sólo estoy jugando.
Continúo mi recorrido y voy directo a la cocina. Espero que haya sobrado un poco de comida de anoche. Llego a la cocina y sólo veo trastes sucios que yo no pienso lavar y los recipientes donde venía la comida. Abro el refrigerador esperando que alguien haya guardado un poco de comida y nada, no encuentro algo para comer. Decido ir a comprar algo; afortunadamente a la vuelta del edificio hay un café-restaurante que venden muy buena comida, iré ahí.

Bajo por las escaleras, salgo del edificio, doy unos pasos y llego al café.

-¡Buenas tardes Nathalie! ¿Qué te podemos servir en esta tarde?- Me pregunta una de las meseras del lugar. Ella y la mayoría de los que trabajan aquí me conocen, suelo venir a desayunar, comer o cenar, pues desde que me mudé de la casa de mis padres el arte de la cocina aún no se me da.

-Buenas tardes Eli. Hoy quisiera un sándwich con papas a la francesa y de tomar una limonada por favor.-

-Claro que si, en un momento lo tengo listo.- Anota mi pedido y se marcha con una sonrisa.

Mientras espero mi comida veo a los coches que pasan por la avenida, a las personas que caminan por la acera y a las aves danzar en el aire. El día está perfecto, está nublado, mi clima favorito.

Mientras observo todo esto veo que Eli se acerca a mí con mi comida en la charola, ver eso me pone feliz. Llega Eli, pone la comida sobre la mesa, le agradezco y cuando se retira comienzo a comer todo.

Termino mis alimentos, pago la cuenta y me dirijo de nuevo al departamento, por lo que sé lo chicos ya están despiertos. Sus llamadas buscándome me hicieron saber eso.

Entro al edificio, por alguna muy extraña razón, tengo la sensación de esta vez usar el elevador. No sé si es el sueño, la comida o algo raro pero en verdad quiero usar el elevador. Dirijo mis pasos al elevador, me paro frente a él, me quedo viendo las puertas cerrada y pienso si en verdad quiero hacer esto. Me imagino que alguien que me viera en estos momentos pensaría "¿Qué está haciendo esa loca viendo las puertas del elevador?".

Decido llamar al elevador; no pasan muchos segundos y llega. Se abren sus puertas de acero como dándome la bienvenida, dudo por unos segundos subir... decido entrar. Un poco nerviosa marco el número de mi piso. Después de unos segundos las puerta comienzan a cerrarse, pero estando a la mitad de su paso alguien pone sus manos en las puertas y dice -Un momento- y entra, dirijo mi mirada para ver de quien se trata y dentro de mi cabeza una vos enojada dice "!!O no¡¡ Esto no puede ser cierto."

Borrándote de mis pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora