Capítulo 2

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Desperté, algunos rayos de sol se colaban por las ventana de mi habitación. Siempre me levanto a la hora exacta todos los días justo cuando falta media hora para que empiecen las clases, es como si tuviera un reloj interno. Ya que vivo en la academia con mi padre, no es necesario que madrugue mucho. Me levanté de la cama, la verdad es que anoche dormí muy bien. Me dirigí hacia la cómoda y abrí el primer cajón donde siempre guardo mi cepillo y mis cintas. Me coloqué delante del espejo y empecé a cepillarme mi largo cabello rubio. Fui poniéndome las cintas cautelosamente en el pelo una a una hasta que acabé. Antes me llevaba más tiempo hacer todo eso, pero ya me he acostumbrado y tengo más práctica. Salí de mi cuarto y me dirigí hacia el despacho de mi padre, él pasa la mayor parte del tiempo ahí desde muy temprano. Abrí una de las puertas sin hacer mucho ruido.

-Buenos días, padre. -dije sonriendo. Mi padre al verme dejó los papeles que sostenía en la mesa y se levantó.

-Buenos días, Zelda, que pases una buena mañana.

-Claro, igualmente, padre.-dije mientras cerraba la puerta del despacho.
Bajé a desayunar. Como siempre, la encargada de la cocina ya tenía preparado todo. Cuando entré le hice un gesto con la mano y la saludé, a lo que me respondió igual e hizo un gesto para que entrase. Me senté en una de las sillas que rodeaba la gran mesa y comencé a desayunar. Los demás estudiantes nunca solían desayunar ahí, preferían hacerlo en otros lugares, por lo que a menudo desayunaba con la única compañía de la cocinera. Link por su parte ni siquiera desayuna, siempre se despierta tan tarde que ni le da tiempo, es tan descuidado. Cuando acabé recogí la mesa y me levanté.

-Gracias, señora.-dije sonriendo, a lo que ella me sonrió también.
Salí de la cocina y me dispuse a salir de la academia a pasear un rato por los alrededores hasta que empezaran las clases. Rayos, qué ganas tengo de que despierte Link. Justo en ese instante oí una voz que provenía del interior de la academia, a la vez que sus grandes puertas se abrían.

-¡Zelda! Buenos días.-me dijo Link con una sonrisa de oreja a oreja.
Me percaté rápidamente y me acerqué a él.

-¡Link! Buenos días.-dije sonriendo, lo que provocó que las mejillas de Link se pusieran de un leve tono rojizo.

-B-Bueno, venga, vamos a clase.-dijo adelantándose e intentando disimular el rubor, aunque sin mucho éxito.
Aunque Link ganó el torneo celeste, aún seguía yendo a clase para estar aún más preparado, o eso me dijo.

-Tonto, ¿no ves que aún no es la hora? -dije riendo.

-Es mejor estar antes para evitar problemas. -me dijo con cara seria, a lo que yo no pude evitar reírme más, aunque me aguanté.

-Vale, vale, pues vamos. -le dije acercándome hacia donde estaba él. En ese mismo instante, Link me agarró de la mano y caminamos juntos por el pasillo. Mi corazón se aceleró, no me esperaba eso para nada. En ese momento me ruboricé, y al parecer Link lo notó, ya que sonrío mientras miraba hacia delante y seguía caminando. Cuando llegamos a nuestra clase me soltó, ojalá esta academia no fuera tan pequeña. Delante de la puerta estaba Malton charlando con sus amigos. A pesar de que dijo que se quedaría a vivir en las tierras inferiores, quiso esperar a que llegara el momento de graduarse para hacerlo.

-Buenos días, tortolitos. -dijo alborotando el pelo de Link. Esto no le hizo gracia y su expresión cambió, a la vez que sus mejillas se tornaban de rojo. Yo también me ruboricé, aunque disimulé riendo un poco.

-¡Oye, Malton! No hagas eso cada vez que me ves, por favor. -le dijo mientras se peinaba un poco con las manos. Me encanta cuando le hacen rabiar así, es tan mono. Me reí, al igual que Malton, eso me hizo mucha gracia.

-Vale, vale, pequeñajo. -le dijo con un tono burlón.
En ese momento la alarma sonó, ya era hora de entrar a clase.

Algo más que amistad✧ [Zelink]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora