Savanha Blue

El regreso de la perra

El bar cumplía un año la fiesta que íbamos a hacer seria grandiosa.                                                       Estábamos en todos los periódicos. Y eso era un poco desconcertante para mí.                                   La fama del grupo no había disminuido. La disquera había arreglado con ellos sacar un conjuntos de álbumes con lo que ellos tenían grabado en el estudio de lo que habían sido sus más grandes éxitos pero se negaron a hacer una gira promocional. Sin embargo aceptaron para lanzar el álbum dar un concierto en el mismo bar con fans invitados y gente del ambiente. También habían arreglado que cada centavo de la venta del álbum que les correspondiera a ellos seria donado a distintas entidades de lucha contra el cáncer. Eso me emociono.                  Evan y yo también éramos tapa de revistas. Nuestra relación ya era de dominio público, el estaba acostumbrado a las cámaras pero yo no me adaptaba. Pero era amable por naturaleza así que cuando me topaba con algún fotógrafo solo sonreía y le dejaba hacer su trabajo aunque era molesto tener que comprar mis tampones con un fotógrafo esperando fuera de la farmacia para preguntar si había comprado alguna prueba de embarazo. Por eso contratamos a Magda una señora viuda e 50 años. Una señora que vivía en la parte más humilde de california. Había venido al bar a pedir trabajo pero lamentablemente no encajaba allí, me parecio dulce y respetuosa así que ese mismo día la contrate para que trabajara en nuestra casa, nosotros estábamos solo tarde por las noches también los domingos por la tarde y lunes cuando el bar cerraba. Así que me ayudaba en la limpieza y las compras básicas. Nos hicimos muy amigas y Evan la adoraba.

La prensa, con el paso de los meses comenzó a calmarse con nosotros y eso me tranquilizo. Pero para la fiesta del bar las cosas se pusieron negras con el regreso de la zorra.

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Savanha había salido con las esposas de los chicos a comprar la ropa para la fiesta de aniversario del bar. Faltaban tres semanas pero ella era muy previsora y quería tener todo listo. Mi vida era mejor de lo que había sido nunca a excepción de la falta de mi madre. La extrañaba todo el tiempo pero Savy llenaba ese vacío con su amor incondicional. Había hablado con Derek sobre cómo me sentía hacia Savanha y después de varias charlas tenía un anillo guardado para ella. La noche de la fiesta iba a pedirle que se casara conmigo, ya no tenía dudas, ella era mi lugar en el mundo, cada día compartido con ella era un sueño, cada noche abrazado a su cuerpo era un paraíso. Nadie me hacia reír como ella, ni me hacía sentir tan hombre, tan como yo mismo. Ya no tenía miedo ni dudas. Pero la zorra de Michelle aparecería para ensombrecer las cosas.

Estaba sentado mirando unos papeles y escuchando música cuando escuche unos tacones en la cerámica. Creí que era Savanha pero me pareció extraño ella jamás usaba tacones. Para mi decepción una figura delgada se acerco a mí y pude divisar a Michelle enfundada en un apretado vestido negro.

_ hola cariño..._ sonrió al acercarse. Yo me pare para distanciarme

_ ¿qué demonios haces aquí Michelle?_

_ bueno, como no contestaste mas mis llamadas quise venir a hacerte una visita_ dijo mirando alrededor_ hermoso lugar..._

_ no eres bienvenida_ dije apretando los puños

_ oh querido_ dijo haciendo un mohín ridículo_ solo vine a negociar..._

_ no tenemos nada de qué hablar..._ dije tensándome

_ pero por supuesto que sí_ dijo sentándose cruzando las piernas exageradamente_ tú y tu enfermera se ven muy bien juntos_

_ NO SE QUE TE TRAES PERO NO METAS A SAVANHA EN ESTO_ grite furioso