Prólogo

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Jamas había visto algo como eso, y por "jamas" me refiero al tiempo que llevaba consiente desde que desperté en aquella costa de la isla, muy mareado y con la vista borrosa (No, no estaba ebrio) Era un hermoso atardecer con nubes sombreando el mar a lo largo del panorama, las llanuras de la isla, las costas, desde ese alto lugar se alcanzaba a ver de todo un poco, era fantástico, y ademas... -¡Diablos! ¡El atardecer!- Me eche a correr a toda velocidad adentrándome al bosque, con los brazos muy cargados de madera, rocas y alguna que otra cosa útil que me encontré por ahí.

Esta vez me había pasado de la raya, hace treinta minutos debí haber dado marcha atrás y volver al muelle, pero la curiosidad por explorar esta área de la isla se había apiadado de mi. Era imposible, no llegaría a tiempo. Ya muy bien sabia que no podía demorarme tanto, esas cosas caminan durante la noche, salen del bosque e intentan llegar hasta mi.

No debí haber bajado la guardia, desde que llegue aquí todo es una pesadilla, desde que desperté... Por supuesto no hay peor manera de entrar en pánico que haber sufrido un naufragio y al despertar te encuentres solo, sediento y sin encontrar tus gafas, que por lo menos te permitirían hacerte una idea de en donde te encuentras. ¡Uf! No se que habría sido de mi de no haberlas encontrado...

Un Muelle Lejos De AquiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora