AGENTS

1. "Misión: extracción"

—Quieres dejar de dar vueltas y aparcar de una vez, Clark.

El ambiente en el quinjet es tan abrasador que mis pantalones se han pegado a mis pantorrillas. Clark lleva pilotando en circulos media hora y creo que no aguanto más.

—¿Quieres hacerme el favor de descender?—Le grito demasiado alto por lo que gira rapidamente la cabeza hacia mi dirección—. ¿Qué?

—Lily, no hace falta que me grites—Vuelve a mirar al frente—. Aparcaré este trasto allí mismo—dice señalando una azotea situada encima de un gran edicifio de oficinas.

Llevo siendo compañera de Clark desde hace unos meses y creo que todavia no hemos llegado a ese punto donde podemos pasar mas de una hora sin tirarnos de los pelos. Aunque la verdad es que tampoco intentamos nunca ser demasiado amables entre nosotros.

Cuando el quinjet se posa en el suelo de cemento me quito el cinturón y enciendo mi auricular derecho.

—Director Rogers, hemos llegado a nuestro destino—susurro mientras la compuerta trasera se abre.

—Podeis proceder a la extracción, Agente Romanoff.

La luna brilla con gran fuerza y nos permite ver desde nuestra posición la misión que debemos llevar a cabo. A unos 50 metros se halla un furgón de color negro. Allí es en donde está siendo transportada la persona a la que tenemos que liberar.

—¿Quién crees que será?¿Una supermodelo?¿O un actor?¿O quizas una supermodelo actriz?

—Clark, eres igual que tu padre, ¿lo sabías?—respondo sin mirarle a la cara.

Clark está apunto de responder algo, que seguramente es estupido, pero el sonido de dos puertas abriendose y cerrandose le detienen. Gracias a dios.

—Bien. Ahora o nunca.

Me acerco rapidamente al borde de la azotea y salto. El viento silva en mis oidos y eriza mi piel. Son más de 10 plantas hasta el suelo. Justo cuando estoy a mitad de camino de estrellarme me giro sobre mi espalda y disparo un arpón hacía la pared. La cuerda a la que está atado se tensa y me da un tirón en el hombro. Después me relajo y cuando la velocidad se reduce estiro mis pies hasta esperar tocar suelo. Llego abajo y miro el reloj; apenas han pasado unos segundos desde que me tiré desde la azotea.

Me desago de la cuerda con la que he bajado y corro tan rápido como puedo hacia el furgón. 

—Date prisa—dice Clark por el auricular.

—Para ti es facil decirlo. Tu te has quedado arriba—respondo entre jadeos.

Llego a la altura del vehiculo y me dispongo a abrirlo cuando los dos hombres que habían salido antes del furgón vuelven. 

—¡Eh!—grita uno de ellos mientras corren en mi dirección. Aún están lejos asíque me da tiempo a sacar a la persona secuestrada.

Abro las puertas y veo una figura vestida de negro con una tela del mismo color cobriendo su cabeza. 

—Vamos.

La figura se mueve y salta al exterior. Estoy a punto de retirar su capucha cuando llega el quinjet. 

—¡Cuidado!—grita Clark.

Unos disparos impactan en la acera a pocos centimetros de mis pies. Agarró el brazo de la personas que estaba retenida hace un  momento  y entramos en el quinjet. Clark cierra la compuerta y asciende con un giro brusco que me hace tambalear. 

Cuando estamos en el aire, alejandonos de la escena, alargo mi mano hacia la tela que cubre a la persona anónima y la retiro lentamente. Cabellos rubios comienzan a aparecer y finalmente la cara sucia de una chica. 

—¿Li?