Capítulo diez

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Era el día que tanto esperaba, la expulsión pasó y yo volvería al instituto de nuevo. En todo ese tiempo no fui capaz de mirar a mi padre, seguía enfadada con él, y ninguno habló con el otro.

Cada noche lloraba sobre mi cama, por culpa de Bieber. Le entregué mi virginidad como otra chica más en los brazos de aquel chico malo. En aquel momento pensaba que él sentía algo por mí, y estaba muy equivocada. Yo misma, Jude, estaba en la lista de aquel chico. Y no me borraría, o volvería a aparecer, olvidaría su voz, su cara, sus besos, todo, olvidaría a Bieber.

Cogí la bicicleta que me regaló mi abuela para navidad, y pedaleé con aquel medio de transporte tan cutre, y no tan sexy como un coche o una moto. Mis amigos no me esperaron, ellos mismos quedaron un tiempo antes de lo que solíamos encontrarnos en el camino. La carretera estaba solitaria, y era más fácil para mí. La tranquilidad duró poco, una moto conocida para mis ojos condujo a la misma velocidad que yo.

Frené rápidamente y esperé con los brazos cruzados que Bieber marchara de mi lado. Cuando lo hizo, seguí con mi camino con tranquilidad,  llegando tarde de nuevo a clase. Corrí por el pasillo, y cuando estaba a punto de entrar en el aula, alguien tiró de mi pelo, tirándome al suelo.

—¡Zorra! —Gritó una chica—¿Te has acostado con Bieber? —Seguía tirando de mí—Responde.

—¡No! —El daño me hacia llorar—No conozco a Bieber.

—Mentirosa—Sentí su mano golpearme la mejilla—¡Te voy a matar!

—¡Suéltame! —Supliqué.

Agarró con fuerza mi pelo rojizo,  arrestándome por todo el pasillo. Insultándome en voz alta, y golpeándome con su zapato de tacón. Aquella era la chica que se encontraba saliendo con Bieber, la única que repetía en su cama cada vez que él quería.

Salimos del instituto hasta llevarme al patio, allí se encontraban todos los alumnos más problemáticos. Me tiró al suelo, y su puño me golpeó por debajo del ombligo.

Todos empezaron a reír, me veían llorar, suplicar que me dejara irme. Bieber me traía muchos problemas incluso no estando en mi lado.

—Esta zorra se ha acostado con mi novio—Me acusó con su dedo—Se va a arrepentir.

—¿Justin con ella? —Dijo el amigo de Bieber—Es guapa.

—No es guapa—Saltó de nuevo la novia—Voy a arreglarle su carita de muñeca de porcelana.

Buscó en el bolsillo de su falda tejana, y sacó una navaja, la guió hasta mi cara dispuesta a cortarme con ella. La mano del chico que pensaba que era guapa, empujó a la novia de Bieber.

—¡Quieta! —Le gritó—Eres de Bieber, todas lo saben—Pasó su brazo por mi cintura levantándome del suelo—No creo que ella se haya acostado con Justin.

—No la defiendas—Nos empujó a ambos—Esta mañana cuando me he despertado en la cama de mi novio os he escuchado hablar por teléfono—Me dolió pensar que  se levantaba con Bieber, y no yo—Ryan no la conviertas en tu protegida.

—Mal educada—Dijo riendo Ryan—No tienes que escuchar conversaciones ajenas—Pasó sus brazos por detrás de mis rodillas, y pegó mi cuerpo a su pecho—Me la llevo, y no vengas.

Nos alejó de aquella banda, y temí lo peor junto aquel amigo de Bieber. Pataleé para soltarme de su agarre, y era difícil huir.

—Suéltame por favor—Miré el color de sus ojos claros —Nunca me he metido en problemas, necesito entrar en clase.

—Quiero hablar contigo.

Quedamos enfrente de los coches de los profesores, el mismo lugar donde quedé con Bieber hace semanas. Acorraló mi cuerpo con sus fuertes brazos, y llevó sus labios a mi cuello.

Seguí gritando, temblando, suplicando, ofreciéndole dinero, y nada lo hacía parar. Seguía tocando mi piel con sus labios, y yo me negaba.

—Justin dice que eres exquisita—Su voz resonó en mi oído—Tu piel es tan suave.

—¡Ryan! —Gritó la voz que tanto conocía. Soñé cada noche con ella—Apártate de ella.

Me soltó, y salí corriendo para refugiarme detrás de la espalda del chico que tantos problemas me causaba. Bieber me miró por encima de sus hombros, y vio los golpes de mi rostro.

Estaba enfurecido, su cuerpo se tensó, y caminó para acercarse a su amigo, pero se lo impedí. Agarré con fuerza de su chaqueta, y quedó quieto.

—No te vayas por favor—Supliqué—No me dejes sola de nuevo.

—No lo haré—Me guiñó un ojo.

—Gracias—Y empecé a llorar, pero esta vez de felicidad.

—¿Por qué le has pegado?

Ryan se acercó hasta su amigo, con las manos escondidas en sus pantalones. Sonrió, e intentó atrapar un mechón de mi cabello entre sus dedos. Bieber le golpeó en el estomago tirándolo en el suelo.

—Yo no he sido—Dijo llevando sus manos a su cuerpo dolorido—Siempre hemos compartido a las chicas, ¿por qué no esta?

—La pelirroja es mía, y punto—Seguía tratándome como un juguete, pero uno único, propiedad de Bieber—Eres mi amigo, pero puedes dejar de serlo.

—Justin—Llamó la atención de su amigo—Nos meteremos en problemas si la chica sigue volviendo a su casa con golpes—Clavó su mirada azulada de nuevo en mí—Es delicada, aparte de guapa.

—Yo me encargo—Buscó mi mano, y la entrelazo con la suya—¿Quién ha sido?

—Yo me encargo—Buscó mi mano, y la entrelazo con la suya—¿Quién ha sido?

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My tough boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora