Capítulo dieciocho

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—No abras la puerta, por favor—Le supliqué.

—Tengo que mirar quien es—Me abrazó fuertemente—No te preocupes.

—Ten mucho cuidado—Miré hacia la puerta donde se encontraba la persona que golpeaba con su puño fuertemente—No me fio.

Soltó mi mano, y caminó por el comedor de la casa, cogió un bate entre sus manos, y sin dudarlo abrió la puerta rápidamente. Estiró el brazo con la intención de golpear al intruso, nunca lo hizo, ya que quien estaba en la propiedad Bieber, se trataba de su amigo.

Ryan quedó asustadizo, levantó sus brazos y suplicó que no le hiciera nada. Justin empezó a reír, y le invitó a pasar con un movimiento de cabeza.

Me senté sobre el sofá, y esperé que aquellos chicos hicieran lo mismo. Me senté al lado de Justin, y escuché su conversación.

—La policía la está buscando—Cogió un cartel y me lo tendió—Su padre ha tardado menos de tres horas en salir en su búsqueda.

—No quiero volver—dije con voz débil.

—No lo harás—Me guiñó un ojo—¿Sabe donde vivo?

—Creo que no—Pensé bien las cosas—En un caso que la casa haya quedado registrada con tu apellido.

—Vamos a tener suerte—Pasó su mano hasta mi nuca, y me acercó para besarme con la misma ternura, y delante de su amigo—Mallette nos protege, es el apellido de mi madre.

—¿En serio? —Asintió con la cabeza.

Estaba tan feliz, estaría alejada un tiempo de mi padre, y contactaría con mi madre a escondidas. Justin se levantó con el propósito de traer unas cervezas para su amigo y él. Guié mi cabeza hasta su espalda, siguiendo sus pasos hasta que paró delante de la nevera.

Me sobresalté cuando Ryan apartó el cuello de la camisa de Bieber de mi cuello. Tocó la marca que dejó Justin con sus labios, y me separé un poco de su lado.

—No te metas en líos—Me advirtió—Es mejor que vuelvas a casa.

—No—Me negué, ambos hablábamos en voz baja—Quiero estar con Justin.

—Conseguirás que lo metan en la cárcel—Eran palabras llenas de rencor, o tal vez odio—Has conseguido que se pelee con un policía, el mismo que ha ordenado tu padre el sheriff en buscar a Justin.

—Yo no quiero que le pase nada malo—Mi labio me temblaba, estaba a punto de llorar—Le quiero, y quiero estar a su lado.

—¿Quieres verlo en la cárcel? ¿Detrás de las rejas? —Negué con la cabeza—Entonces aléjate de su lado.

No contesté, quedé callada rápidamente, Ryan tenía razón, si estaba al lado de la persona que quería, solo le pasarían cosas malas. Ser la hija de alguien importante de donde vivíamos, metería en muchos problemas a Justin.

Dejé de mirar al mejor amigo de mi chico duro, y subí mis piernas hasta el sofá para arroparme con ellas, las abracé fuerte, y escondí mi cabeza.

—¿De qué hablabais? —Preguntó Justin—¿Te pasa algo Jude?

—Estoy cansada—Levanté la cabeza para encontrarme con sus ojos—Quiero dormir.

—Claro que sí, mi preciosa pelirroja—Cogió mis piernas, y me levantó del sofá, pegando mi pecho al suyo, entrelazando mis piernas alrededor de su cintura, y apoyé mi barbilla en su hombro, hasta que me encontré con la mirada de Ryan—Ahora vengo—Anunció a su amigo.

Sentía la mirada de Ryan diferente, todo había cambiado, me hacía sentir ser la enemiga de todos. Nadie entendía mi amor hacia ese chico que tanto empecé a amar.

Todos nos querían separados, y era algo doloroso, él me demostró que me quería, y yo se lo demostraría cada día.

Me llevó hasta la cama, y me dejó tumbada, cuando estaba a punto de salir y girar sobre sus talones, tiré de su camisa hasta que quedó tendido sobre mi cuerpo, y devoré sus labios como minutos atrás.

—¿Te encuentras bien? —Asentí con la cabeza—¿Segura?

—Creo que hemos cometido un error.

—Para nada, Jude—Nos quedamos sentados—Si no hubiera ido a buscarte, estoy seguro que hubieras venido tú.

—No quiero que estés en problemas por mi culpa—Acaricié su mejilla—Nunca me lo perdonarías, odio ver el dolor reflejado en tu piel.

—Este es Justin Bieber—Levantó su camisa y vi las cicatrices—No me tengas miedo, siempre vas a estar protegida a mi lado.

—No quiero que nos separen.

—Y no lo harán—Unió nuestros labios por unos segundos—Descansa, vuelvo pronto, te lo prometo.

Asentí con la cabeza, y vi como se levantaba y marchaba por la puerta de su habitación, cerró la puerta, y me quedé tendida, pensando en él.

El teléfono móvil de Bieber me despertó, se movió entre las sabanas en busca de aquel espantoso ruido.

—¿Quién es? —Pregunté dormida, no contestó—Justin.

—Shhh.

Posó su dedo sobre sus labios, se terminó de vestir y salió de la habitación. Sin hacer ruido le seguí rápidamente, quedé escondida escuchando la conversación.

Tenía mala suerte, Justin solo anotaba unas cuantas cosas en un blog de notas, finalizó la conversación y me llamó. No escuché nada, pero salí del escondite con cuidado, y marqué una gran sonrisa en mi rostro.

Me senté a su lado para desayunar un vaso de leche junto a unos donuts. Hoy era día de ir al instituto, y me tenía que quedar en aquel lugar sin saber qué hacer.

—Esta noche saldré.

—¿A dónde?

—A hacer unas cosas—Sonrió—No tardaré en venir.

—No vayas—Quedé cabizbaja imaginando donde iba a ir.

—Tengo que ir, es mi vida.

—¿Las peleas ilegales son tu vida? —Alcé la voz.

—Mi padre me ha educado de esa manera—Se levantó de la silla, tirándola al suelo—Además así me gano el dinero.

—Me duele verte golpeado.

—¡Pues no me mires!

Cogió su chaqueta, las llaves de su moto y salió de su casa dando un portazo. Me dejaba sola, tirada, y triste. Odiaba ver a Justin aguantando el dolor, podía perder y ganar, no siempre era el vencedor.

Si estaba a su lado era para estar juntos, y olvidar todos los problemas que nos perseguían. Mi padre no solo era el único obstáculo en nuestras vidas, las peleas también.

Me senté en el suelo, llorando, y gritando su nombre para que volviera. No lo hizo, el motor de su moto silenció mi llanto por unos segundos. La única persona que sabia donde iba a ser la pelea era su mejor amigo, la persona que tanto odio me cogió del día a la mañana.

 La única persona que sabia donde iba a ser la pelea era su mejor amigo, la persona que tanto odio me cogió del día a la mañana

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My tough boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora