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Harry Styles se reclina en su asiento verde en la esquina más alejada de la puerta.

Ha decidido que ese es el lugar perfecto para observarla.

Porque desde ese lugar, él la vería entrar y sus miradas chocarían inevitablemente. Y por una fracción de segundos, él se vería involucrado en su mundo. Además, porque desde ese lugar, él tendría la vista perfecta a la mesa en donde ella siempre se sentaba. 

Tres días a la semana, esa era la frecuencia en la que ella visitaba la cafetería. Casi siempre los lunes, miércoles y viernes, cerca de las séis de la tarde. 

Y Harry no se perdía ninguna de sus visitas.

Es que tenía una voz melódica, que siempre retumbaba en la nunca-demasiado-poblada cafetería. Y su cabello negro y rizado iba siempre suelto, desordenado, agitado, y sin intención de dominar. Además, siempre llevaba este suéter enorme de un color azulado con la inscripción 'my body my art' y a Harry no podría gustarle más. Creía que ella lo entendía, lo que significaba llevar el cuerpo coloreado, llenar la piel de historias, hacer de tu cuerpo tu lienzo.

E intentar adivinar los tatuajes que llevaría ella en su cuerpo se convierte en su pasatiempo favorito.

Es que era sencillamente abierta, simpática y natural. Y por eso Harry no podía acercarse.

A veces venía con amigos. Momentos en los que Harry aprovecha para espiar sus conversaciones, escucharla hablar de música, cine y qué sabores tendría su próximo batido. 

Era interesante, dulce. Ella podría hablar del crecimiento del césped y él pasaría horas escuchando.

Pero también disfrutaba de verla sola. Esos eran los momentos en los que ella más se parecía a él. Porque ambos estaban en silencio. Aunque ella lo hiciese a voluntad, y él no tuviera decisión sobre el tema. Pero al menos estaban en la misma sintonía.

Entonces todo se trata de memorizar cada pequeño movimiento que la hacen ser ella. Y Harry reproduciría cada uno por el resto del día. Como la manera en que sus pies siempre se cruzaban debajo de la mesa, o como solo deja que la yema de sus dedos toquen el café. Le gustaba la manera en que sus ojos perseguían cada gota que golpeaba la ventana y esa manía de ponerse el pelo detrás de las orejas para que segundos después vuelva a caer en su rostro. 

De esta forma, cada día, Harry la conocía un poco más. Y eso era suficiente. Porque Harry sabe que no obtendrá más que esto. No si las palabras son el único camino a ella.

Harry Styles se siente atrapado en su discapacidad. 

Ese viernes llovía. Llovía por primera vez desde que el otoño se apoderó de ellos. 

Ella entra mojada, sus botas rechinando contra el suelo y su cabello más alborotado de lo usual. 

Está sola, y continua de la misma forma mientras saca un cuaderno y pide un café mediano. Harry sigue cada movimiento. Saluda con simpatía a la chica que la atiende, incluso la llama por su nombre y le pregunta como van sus estudios antes de que la chica desaparezca para hacer su pedido. Por la manera en que su zapato repiquetea impaciente mientras espera su pedido, y la forma en que sus labios se fruncen cuando mira hacia afuera, Harry puede adivinar que no le gusta la lluvia, o que no ha tenido un buen día. O ambas.

Entonces ella voltea con su café, que cuelga de la punta de sus dedos como si fuese a caerse, y lo mira. 

Sí, lo mira a él.

Harry tiene que voltear a su alrededor para chequear que no está mirando a nadie más. Solo hay una señora mayor con dos niños en una mesa completamente opuesta a la de él, por lo que no hay nadie más que el simple Harry en el radar.

Y entonces ella se acerca. 

Y Harry traga saliva.

Y sus manos se sienten pegajosas mientras ella se detiene frente a él.

Sí, frente a él.

- El nombre es Sammy y la pregunta es ¿Por qué me miras tanto?

No suena enfadada, ni malhumorada. Lo contrario, su voz es una suave plegaria, con un toque de confusión. Sin mencionar la sonrisa que ahora adorna su rostro y las gotas que caen de su pelo cuando gira la cabeza a un lado para mirarlo con más atención.

Y entonces Harry recuerda que él no tiene palabras para ella. Por eso incrédulo, nervioso y asustado, se levanta y se marcha tan rápido como puede.




Mudo- Harry (versión corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora