XIV

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"15 de junio de 1995

Querida Brooke:

El día de hoy tu madre y yo tuvimos una reunión con el Alfa de nuestra manada y también los alfas padres del niño con el que te quieren casar. Déjame decirte que hasta ahora que es final del día no saben cómo él pequeño terminó con gelatina en el cabello, al menos sé ahora que no te gusta.

Con amor
Papá"


Nuevamente se formó una sonrisa en mis labios .

Camine al espejo para quitarme el medallon que me puse hace unas horas, después de hablar con mis padres para explicarles la verdad sobre lo que ha estado pasando estos días. Mamá no pudo ni enojarse por lo que pasó, puesto a que una parte de ella se alegró al escuchar de que hay mas lobos, le traía buenos recuerdos, pero papá no estuvo de acuerdo con saber que estuve en la cabaña de hombres lobo, sola. Al momento que mis dedos tocaron el broche en la cadena, casi como una protesta sentí una punzada en mi piel, dolorosa. Se sintió como una peligrosa advertencia. Mi corazón se detuvo por unos segundos y sentí mis piernas como gelatinas, ahogué un grito de dolor. Lo intenté de nuevo y esta vez la punzada fue más fuerte sobre mis dedos.

-Brooke- escuché la voz de Gina del otro lado de la puerta, obligando a mis piernas a cobrar fuerza corrí y gire la perilla. Mis manos cayeron sobre sus hombros abrazándola con fuerza.
-Gin, no puedo- dije soltandola, la tomé de la mano metiéndola a mi habitación, me veía confundida. Tomé el medallón con una mano mostrándole.
-¿Por qué no te haz quitado eso Brooke?
-N... No puedo, lo intento pero...

Es más fuerte que tú, es mío.

Escuché una voz rasposa pero femenina en mi mente, me era familiar. En solo un parpadeo la imagen de una anciana apareció en mi campo de visión. Yo la había visto antes.

Gina intentó acercarse a mí y tomar mi medallón, pero por impulso retrocedí sintiendo como si quisiera arrancarme un brazo.
-No- amenacé. Apesar de temer aún y estar confundida, lo que menos quería por alguna razón, era perder el medallón. Llegó a mi, es mío.
Es mío. Dijo de nuevo una voz en mi cabeza.

Tocaron a la puerta.
-¿Gina? ¿Brooke? ¿Están bien?- mamá cuestionó tocando la perilla de la puerta, sentí nervios y el pánico se apoderó de mí. Lo que sea que estuviera pasando dentro de mi, no podía llegar a mis padres, en estos momentos, tenía perder el control de nuevo.
-¡Todo en orden!- mintió Gina en un intento de detener a mi mamá, lo cual funcionó ya que soltó la perilla y sus pasos de escucharon más lejos. -Peleas de amigas, ya sabe, Brooke es una testaruda- mamá rió levenemente y se retiró.

¡Tráelo a mi! Gritó de nuevo la voz rasposa en mi cabeza. Aquel grito me hizo sentir en una historia de terror donde todo es tranquilo y de pronto el villano sale de un escondite.
-Brooke- escuché otra voz detrás de mi, sentí una paz y un alivio cuando su pecho tocó mi espalda.
-Bestia- dije mordiendo mis labios por no correr a besarlo y derretirme en los suyos, aún no había pasado y moría por ello. Amelie tambien, aunque no la había escuchado en horas. Respiraba agitado, vestía los mismos pantalones y camisa negra de botones fajada. 
-Mi Sirena- dijo él sonriendo ligeramente sin abrazarme.

-¿Bestia, Sirena? Hay un musculoso hombre entrando por tu ventana del que yo no sé nada y ¿Se supone que solo me quede aquí parada? Solo pidanme una botella de vino y ya soy su mesera en estavelada romántica- Gina se tapó los ojos con una mano. Ethan extendió su mano abierta a Gina, la cuál dudosa la tomó dándole un apretón.
-Ethan Huxley- dijo él inclinando su cabeza al suelo, como en épocas antiguas. Gina dudosa sonrió.
-Umm.. Gina Ferrdinant, es un placer. De verdad- mordió su labio admirando el cuerpo de Ethan, en cualquier otro momento esto me habría molestado, pero conociendo los gustos de Gina, se que no tendría de qué preocuparme. Ethan la soltó sin haber apartado la vista de mi.

Mi Mate AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora