Clara, que disfruta con la llegada de la nueva novicia, le acaba de pedir que la acompañe a hacer compras con la combi. Pero la combi no arranca, ¡justo ahora que se viene una tormenta del carajo!, resulta sin inhibiciones Esperanza. Aveces se olvida de que su léxico la traiciona. La Hermana Clara abre el capot, y justo en ese momento el Padre Tomás, que está saliendo, las ve.
-¿Qué pasa, no arranca? -se acerca dispuesto a ayudar.
-No, me parece que es la batería. Creo que está muerta.
-A ver... -pero mientras Tomás revisa, justo se larga a llover, y deciden dejarlo así porque el Padre les ofrece alcanzarlas al almacén en su auto. Están saliendo, cuando viene apurada la Hermana Suplicio con el cuento de que Lola no llegó a su casa y la madre está desesperada. El Padre Tomás insiste en ayudarlas a buscar a Lola y conduce su auto bajo una lluvia torrencial.
-¿Lola es una novicia? -pregunta intrigado.
-No, no. Es una chiquita que nos da una mano en el convento. Una nena con problemas, viene de una familia que mejor ni le cuento. Un desastre -le explica la Hermana Clara.
La Hermana piensa que tal vez esté en el bar con una barrita de chicas y chicos. Se dirigen hacía ahí y Clara entra al bar a buscarla. Efectivamente, Lola está tomando cerveza y jugando al pool. Y no quiere saber nada de volver a su casa.
-No voy a ir. Y no me vengas a buscar más. Váyase en serio. Después los pibes me cargan. Una monja no tiene un pomo que ver con este lugar.
-Soy buena jugando al pool- le dice con onda la Hermana Clara, y le pide que se siente con ella un minuto para hablar.
Mientras tanto, Tomás y Esperanza están en el auto un poco incómodos cruzando miraditas por el espejo retrovisor. Se ve que Lola no se quiere ir, por eso están tardando tanto. Para matar el tiempo, Tomás enciende la radio. Suena un tema de moda y Esperanza comienza a tararearlo.
-Tenés muy linda voz -le dice Tomás.
-Naaa... -niega sonriendo y baja la mirada.
-De verdad te digo. Yo toco la guitarra.
-Sí, me imaginé.
-¿En serio? ¿Por?
-Y... no sé, esto me dio una pista -Esperanza jocosa señala el estuche que está en el asiento del auto.
-Ah claro, ¡qué tonto! -se ríe y después comenta- cuando era chico tenía una banda con unos amigos.
-¿Así que curita rockero? ¡Ay perdón! No te quise... no le quise faltar el respeto.
-Está todo bien. Me podés tutear.
-Eh, no. Bueno, no sé, si me sale, me sale. Vamos de a poco. ¿Y en que parroquia está?
-Ahora en ninguna, pero me acaban de asignar a una en Jujuy. Me voy en una semana.
¡Qué embole!, piensa Esperanza y encima se siente tan incómoda a solas con él que no aguanta más y sale corriendo del auto. Ni siquiera escucha al Padre que le advierte que se va a empapar. Cuando entra al bar, descubre que un chico de la barra de Lola está prepoteando a la Hermana Clara.
-Tomátelas. ¡¿Además de monja, sos sorda?! Rajá de acá,dale.
-¿A quién le hablas así,pibe? ¿A quién le dijiste sorda, eh? -lo enfrenta, ciega, Esperanza.
-¿Y vos quién carajo sos, nena?
-¿Así que querés saber quién soy?
-Qué mala sos.
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Esperanza mía "Nace una historia de amor"
JugendliteraturParece que el chico lindo se fue, pero no, no lo puede creer, ahí está él arreglándose el cuello. Pero no es cualquier cuello el que acaba de acomodarse en la camisa. Tomás agarra su equipaje y se acerca al verla entre sorprendida y desorientada. —¿...