Capítulo 2: Lucas

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No pasa mucho tiempo cuando finalmente llego a la universidad, e inmediatamente puedo admirar la gran cantidad de gente que hay; algunos chicos se despiden de la familia, otros juegan en los jardines, y unos pocos, cantan a gritos bajo la música de sus auriculares.

Aparco el coche justo al lado de unos jóvenes que parecen jugadores de futbol, bajo del vehículo con naturalidad, y de reojo, veo como uno de ellos se acerca con paso firme hacia mi. Logro distinguir que es alto, y rubio, pero su color de ojos no me queda claro, puede que sean verdes, o tal vez azules, aunque posiblemente, resulte una combinación de ambos. 

Nena, ¿y este coche? — Me dice.

Su voz es suave, pero  varoníl, y lo más importante: ¡está buenísimo!, aunque está claro que es de aquellos que traen a todas besandole los talones.

¡Basta Cristina!, has venido a estudiar, y no a fijarte en los chicos. — Pienso, y trato de controlar la emoción que me produce hablar con un tío tan guapo como él en el primer día.

Para empezar, te pido que no me llames "nena", porque dejame decirte algo, no soy tuya, y tampoco una bebé, ¿entiendes?, y sí, has acertado, es un coche, ¡BRAVO!. — Lo observo, y por un segundo, llego a pensar que lo conozco, ya que sus ojos me resultan familiares. Noto su cara de sorpresa, y tras escuchar como sus amigos "vivorean", me decido por darle la espalda y buscar mi habitación, pero algo me detiene, y ese algo, es una mano, sujetando la mía.

¡Hey!, no tan rápido, ¡claro que sé que es un coche! — Expresa. — reconozco que es un Lexus muy bonito. — Sonríe. — por cierto, ¿cuál es tu nombre?.

— ¿Para qué lo necesitas?, ¿es que tu no tienes el tuyo? — Le digo arqueando una ceja. 

Tranquila... — Dice, y levanta los brazos como si fuera a defenderse. — solo es una pregunta — ríe. — y sí, sí tengo uno, me llamo Lucas, encantado nena. — Me extiende la mano, y aunque por un momento pienso en responder, ruedo los ojos y decido irme, ignorando por completo su acción.

Camino emocionada a la entrada, me dirijo a la habitación que desde antes me habían asignado, y en cuanto llego, me sorprendo al ver lo espaciosa y acogedora que es.

Comienzo a guardar mis cosas en los estantes vacíos, pues al parecer, alguien ha llegado antes que yo; de pronto, la puerta se abre, y entra una chica muy guapa, de ojos verdes y cabello castaño. 

Hola — Me saluda con una gran sonrisa. — soy beatriz, tu compañera — recoge un mechón de su cabello tras la oreja. — encantada.

Le estrecho la mano amigablemente.

Bienvenida, yo soy Cristina. — Le sonrío.

Ella camina por la habitación, y se sienta sobre su cama.

Creo que te conozco, desde la ventana he visto que hablabas con Lucas.

— ¿Yo? 

— ¡Sí, tu!, y no puedes negarlo.

— Bien, es verdad, aunque en realidad no hablamos nada bueno, me pareció algo... tonto.

— ¡¿Qué dices?!, chica, tonta serás tu al pensar eso. — Bromeó. — ¡cuéntamelo todo!.

 — Pues... supongo que quería saber sobre el auto.

— ¿Cómo que supones?.

— Te lo he dicho, no hablamos casi nada, luego de que preguntó mi nombre, decidí irme.

no soy tu nena #NDAWARDS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora