Adaptación.

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  Era un lugar triste, realmente triste.
  Habían muchos niños pequeños, incluso menores que mi edad, que jugaban a las traes por el pasillo principal. La joven me guiaba a traves de este sin soltarme la mano y con un solo destino, que yo desconocía.
  Por el pasillo se habrían habitaciones a los dos lados en donde se encontraban niños jugando, niños durmiendo y otros niños en una especie de shock. Quizá a estos niños también los habían dejado esperando a sus madres...o eso era lo que yo pensaba hasta aquel instante.
  Cuando llegamos a una puerta muy al fondo del pasillo se podía ver en la ventana translúcida de esta que decía DIRECTORA.
  Cuando entramos se hallaba una señora mayor en una silla frente a un escritorio amplio y de madera.
~¿Qué ocurre, Margot?~dijo la señora detrás del escritorio dejando en claro que le hablaba a la joven que seguía a mi lado, ya que apoyó su codo en el escritorio y le apuntó la cara con un lápiz en su mano.
~Tienes que explicarle...~y movió la cabeza en mi dirección.
  Por el momento no entendía de que hablaban. Era como que se leyeran la mente, porque al parecer la señora comprendió de inmediato.
  Tuve una larga charla con la señora del escritorio que resultó ser la directora del orfanato, si, dije orfanato.
  Entendí entonces que mi "madre" no volvería, mucho menos mi "padre". Él era un alcohólico y drogaticto que iba a la pieza en que nos quedábamos para pedir dinero. Ni siquiera me dirigía la una palabra. Llegaba, me miraba, me ignoraba y después daba media vuelta y amenazaba a mi "madre" para que esta le diera dinero. Ella se lo daba con miedo a que la golpeara y esa sería la gran visita paterna. Daba asco.
  Luego me tocó dirigirme a la habitación en la que me quedaría hasta que me encontraran padres...es decir, eso nunca pasaría, pensaba yo. La habitación era amplia y tenía mucha iluminación; habían 10 camas: 5 a la derecha una al lado de la otra, y otras 5 a la izquierda de la misma forma. Cada cama tenia a la izquierda una comoda de noche y una pequeña lampara gastada.
  Margot me condujo a traves de la habitación hasta llegar a la ultima cama de la izquierda. La primera vez que la vi me parecía solitaria. Era como si allí hubiera estado una niñita pequeña al igual que yo y hubiera pasado por miles de momentos horribles. Toda esa sensación quedó atrapada en la que sería mi nueva cama, mi nuevo espacio.
  Me senté en la cama y di las gracias mirando sin parpadear el lejano suelo que veía bajo mis pies. Margot me dirigió una mirada de pena ajena... como odiaba cuando la gente hacia eso joder.
  Cuando se fue me lanzé hacia atrás y me quedé mirando el techo por más o menos media hora cuando miré a la izquierda sin levantarme y me percaté de que no estaba sola: una niña más grande que yo también estaba en una cama sentada mirando el techo.
~No estoy sola...~susurré para mí.
~¡Ah! Hola. Mi nombre es Sally. Te vi entrar pero me di cuenta de que estabas algo pensativa por todo esto~dijo señalando la habitación~. No quize molestarte.
~No molestas~susurré otra vez lo suficientemente alto para que me escuchara bien.
  Se levantó de su cama y se colocó en frente de la mia.
~¿Estás bien?~formó una dulce sonrrisa llena de compasión.
  No pude responder. Tenía la vista borrosa y mi cara ardía. Entonces las jodidas lágrimas salieron disparadas y me tapé el rostro para que ella no me viera. Se sentó a mi lado y me abrazó. Como odiaba llorar. Como odiaba que me abrazaran cuando lo hacia.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2015 ⏰

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Mi demonio convertido en amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora