Capítulo 03

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"Somos nuestros propios demonios y hacemos de este mundo nuestro propio infierno."

-No la mataremos. - Sentencié abriendo mi botella de cerveza.

-¿Qué?

-No hay porque matarla, final no saldrá de acá. Jamás.

-Pero podría ser un puto grano en el culo. Si muere no hay de que preocuparnos.

-No.

-¿Acaso tienes miedo?

Apreté mis puños haciendo que mis nudillos se volvieran blancos.- Mira, se hace lo que yo diga y si mi decisión es dejar a la mocosa con vida. Lo haré y lo harás. ¿Se entiende?

Leonard, el cabeza de oveja por su pelo asintió mirándome fijamente. Idiota.

Salí de ahí directo a la cocina a llevar algo de comer para la chica.

"Será un puto grano en el culo" susurré las palabra de mi amigo mientras preparada un bocadillo. ¿Estaría cometiendo un error al encapricharme con esa chica?

Debía hacer algo para que follara conmigo, sí o sí. Luego de eso la podría matar a mi gusto.

Subí las escaleras tomando el último sorbo de cerveza.

-¡Puedes tocar antes de entrar!

La miré. Menuda sorpresa.

-Linda vista. - Dije con una sonrisa pícara. Ella rodeó los ojos. - ¿De donde has sacado eso?

-Del armario.

Oh no.

-¿De que armario?

-Ese. - Señaló al fondo de la habitación al armario de madera pulido a mano para mí querida.

Me acerqué a ella y comencé a quitarle a tirones las prendas que llevaba puestas. Intento apartarme pero la fuerza era la misma o más de la que sacaba al defenderme, o al estar luchando por uno de los míos.

-¡Eres una maldita bestia! - Exclamó.

-¡No quiero que en tu puta vida toques nada mio.!

Iba a responder pero no quería ni debía escuchar lo que ella tenía que decirme.
Había perdido todo interés en quedarme con ella para follar, había perdido hasta el interés de follar con ella. ¿Que demonios se le pasaba por la cabeza? Menuda pendeja resultó ser.

Baje las escaleras pensando que necesitaba follar. Volví a subirlas en busca de Kylie.

Siempre había sido ella la que había hecho de mi vida sexual más activa luego que paso Maria.

Mia recuerdos volaron hacia Maria. La dulce y hermosa Maria. Dos años de casados y un bebé perdido.

Flashback

-¿Crees que es mi culpa? - Grité al llegar a casa.

-¡Claro que es tu culpa! - Sus ojos comenzaron a empeñarse. Iba a llorar.

-Mira, no es mi culpa que salieras con tus amigas. Si has perdido al bebé la única culpable eres tu. - Apunté con mi dedo a su pecho y las lágrimas golpearon mis dedos.

-No puedo creer que seas capaz de decir semejante cosa. - Sollozó.

-Cuando vuelva no quiero verte.

Salí de la casa azotando la puerta.

Una copa ¿Quien tuvo la culpa?

Dos copas Siempre era yo por todo.

The gangster → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora