Capítulo 13

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-¡Justin! - Oí que gritaba Barbara desde la habitación. Los últimos dos meses se habían pasado volando y ahora el bebé estaba a punto de caramelo. Corrí por el pasillo hasta llegar a la habitación. Me arrodille en las piernas de Barbara sin saber que hacer. Puse cara de pánico cuando supe de que se trataba todo. Iba a dar a luz.

-¿Estas bien? - Pregunté agitado por correr. 

-¿Crees que estoy bien? - Me gritó. Toqué sus piernas sin saber que hacer. Corrí a coger mi móvil y llamar al médico. Unos minutos después, cuando volví a la habitación sus lágrimas ya salían de sus ojos por el dolor que estaba sintiendo. Tomé sus manos pero fue imposible ponerla de pie. -¡No puedo! -Lloró más fuerte.

-Joder Barbara. - Murmuré mientras la tomaba en brazos con todas mis fuerzas. - Eres una vaca. Una hermosa vaca. - Le dije mientras la montaba en el coche.  Puse el coche en marcha enseguida y llamé a los chicos. Pude notar que estaban jugando un partido en la play. -¡Esta de parto! - Grité. Mis amigos maldicieron. Sentí como caían platos de vidrio al suelo y las papas fritas eran pisadas.

-¿A lo del doctor? - Preguntaron. 

-Sí. - Murmuré cortando sin dar tiempo a decir nada más.

Miré hacia atrás con una sonrisa nerviosa. -Tranquila nena. - Susurré.

-¿A donde me llevas? - Preguntó.

-A un lugar donde estarás bien atendida. - Le dije acelerando el coche cuando sentí un gritó escapar de sus labios. El barro que había dejado la lluvia de la noche anterior hacia empañar los vidrios del coche. Mis ojos pudieron visualizar unos edificios antes de salir del bosque. La carretera estaba completamente vacía, ¿Quién aparte de un hombre llevando a su mujer a punto de parir al médico andaría por las calles un día como este?

-¡Date prima, mierda! - Gritó mientras apoyaba una de sus manos en el asiento, apretando con fuerza. Aceleré más el coche. - ¡No hagas eso! ¿Quieres matarnos? - Volvió a gritar. Cerré mis ojos por medio segundo y los volví a abrir bajando la aceleración del coche. - Mejor...- Susurró antes de jadear de dolor.

Unos portones gigantes se pusieron en nuestro camino cuando llegamos a una gran mansión. Bufé por lo lenta que abría ese portón antes de volver a acelerar y entrar en un gran camino que conducía hacia la mansión. Maldición, estas casas no estaban hechas para mujeres en la situación de Barbara.

-Ya bebé...- Sentí que susurraba ella cuando me baje del coche para correr a abrir la puerta. Me costó más bajarla que subirla al coche pero cuando lo logré corrí con todas mis fuerzas hasta llegar a la puerta de la casa. Esta se abrió dejando ver al doctor personal de Barbara.

La deje sobre una cama a mitad de una sala. ¿Iba a parir frente a todos viéndola? Me preguntaba mientras veía entrar a mi banda con un bolso. El bolso que había preparado Barbara con las cosas del bebé.

-Barbara, necesitó que respires hondo y sueltes el aire cuando te lo diga. ¿Bien? - Le preguntó el doctor. Ella asintió estirando su mano hacia arriba buscando la mía. Me acerqué a ella en un segundo y la tomé sintiendo como apretaba con fuerza. Cuando tomé su mano me acerqué a soplar su rostro.

-¡No hagas eso! - Me dijo volteando su rostro. Apretó su mano con más intensidad.

-Comencemos. - Dijo el doctor. Sentí que me desmayaba al ver las pinzas que traía una mujer que al parecer era una ama de casa. Me preguntaba cuantas mujeres debía ella ver parir en una sala.
-Respira. -  Dijo. Ella apretó mi mano respirando hondo. - Suelta y empuja. - Cerró los ojos mientras soltaba el aire y empujaba con todas sus fuerzas. - Bien, lo haces bien. Repite la acción hasta que sientas el llanto de tu bebé.

-Dios...- Sentí que susurraba mi hermano. - No puedo ver esto. - Salió de la sala en un abrir y cerrar de ojos.

-¡Quiero que salga ya! - Gritó mirándome. - Haz que salga. -Me dijo empujando con más fuerza mientras apretaba mi mano. Acaricié su rostro con mi mano libre. Deje un casto beso en su mejilla. Mis ojos conectaron con los de ella mientras las lágrimas salían de sus ojos.

-Te amo...- Susurré mirándola mientras ella daba un último empujón hasta sentir el llanto de un bebé inundar la habitación.

Su agarré en mi mano fue disminuyendo hasta soltarla por completo. Pude ver atónito como el doctor sostenía un pequeño ser humano en sus manos.

-¡Es un niño! - Dijo mientras se lo entregaba a la ama de casa quien se lo llevó a una mesa pequeña para limpiar la sangre que se encontraba en el cuerpo del bebé. Pude ver su rostro a lo lejos y no tuve que mirar mucho para notar que era mi calco. El bebé movía sus manos a los costados y había dejado de llorar cuando lo cubrieron con una manta. La mujer extendió sus brazos para darme el bebé pero yo solo estaba paralizado por la situación.

-¿Lo debo de coger? - Pregunté confuso. La mujer rió y asintió. Los ojos del bebé se cerraron mientras lo cogía en brazos. Me di la vuelta hacia Barbara con una sonrisa para mostrarle lo hermoso que era nuestro hijo pero sus ojos se cerraron al instante.

***

Con mi bebé en brazos subí las escaleras hasta llegar a la habitación de Barbara. Había dormido casi 3 horas después del parto. Era normal que se desmayen a la primera vez, eso había dicho el doctor. Cuando entré vi a Barbara mirando hacia la nada llorando de felicidad.

-Mami a despertado...- Le susurré él al bebé. Miré a Barbara con una sonrisa mientras me sentaba en la cama y dejaba el niño en sus brazos. Sentí sus manos temblar cuando el pequeño cuerpo se apoyó en sus brazos. - Es hermoso igual al padre. - Presumí tocando las manos de nuestro hijo ¡Era padre! Aún no podía creerle del todo. Los 9 meses se habían pasado volando y si bien no había echo que Barbara pasara el mejor embarazo, sabia que en este momento ella era feliz y yo lo era también. Por un momento me estaba olvidando de toda la mierda que llevó encima. Barbara, nuestro hijo y yo. Eramos una familia.


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The gangster → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora