Capítulo 14

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"Para mí, ser gangster era muchisimo mejor que ser presidente de los Estados Unidos"

El pequeño era una maquina de llorar sin parar, solo sabía chupar la teta de su madre para mantenerse callado. Dudaba de que fuera hijo mío porque no podía mantenerse callado como su padre pero se me olvidaba cuando me daba cuenta que estaba siempre necesitando de su madre, como yo.

-¿Lo traigo? - Le dije en un susurro a Barbara quien ya se había levantado a darle la teta más de tres veces. No estaba seguro que fuera bueno que tomara tanta leche pero al parecer su estomago lo necesitaba. Sería un gordon Bieber, pensé mientras dejaba un beso en los labios de Barbara antes de salir de la habitación.

El llanto era cada vez más alto a medida que me acercaba a su habitación. Aunque sonará idiota, aún el niño no tenía nombre y solo por la razón de que Barbara no se podía convencer de cual era el más indicado.

-Así que otra vez quieres de mamá. - Le susurré a mi hijo. Al verme, por primera vez desde hace una semana se calmó al ver que estiraba mis brazos en su dirección. Era como sostener una pluma entre mis manos y solo saber que en un abrir y cerrar de ojos este pequeño lloron crecería haciéndome cada vez más feliz me llenaba de orgullo. - Mamá es solo mía...- Le dije a mi hijo cuando salimos de su habitación. Hizo un gesto para volver a llorar. - Bueno, tal vez te la comparta un poco. - Su rostro volvió a la normalidad enseguida.

-Has tardado. - Me regaño Barbara cuando llegué a la habitación. Negué con la cabeza y le entregué al pequeño. Ella dejo al descubierto su seno izquierdo y por alguna razón quise ser mi hijo en esos momentos.

-¿Luego tendré mi turno? - Pregunté estirando mi mano hacía su estomago. Ella sonrió y no dijo nada. - Me conformó con el silencioso sí.

Unos fuertes golpes se escucharon en la puerta. Miré el reloj, las 00:00, ¿Quién podía ser? Le di un beso a Barbara antes de ponerme la bata y correr para abrir la puerta. Esperaba ver a alguno de los chicos pero no fue así.

-Justin Bieber quedas arrestado por el asesinato de Ryan Ford. Tienes derecho a un abogado si no puedes pagarlo te asignaran uno. - Dijo un hombre mientras me tomaba del brazo bruscamente y me colocaba contra la chapa del coche policial. Cerré los ojos pensando que este era el comienzo del fin de mi felicidad. Escuché como alguien gritaba entre los árboles y Clifford apareció entre estos cargando un arma.

-¡Suelta al chi...mierda! - Intentó correr pero fue imposible porque el acompañante del policía que me sujetaba corrió hasta alcanzarlo unos metros más adelante. Mi hermano, quien era iluminado por el foco entre los árboles venía corriendo  a toda velocidad.

-¿Que ha pasado? - Preguntó agitado.

-Tu hermano queda arrestado, otra vez. - Dijo el policía.

-¡Él no ha hecho nada!

-Deja que maneje esto yo solo Chaz, solo cuida de...- Me callé al recordar que no podía pronunciar su nombre frente a estos policías. - Cuida de mi perra.

Él asintió y corrió hacia la casa sin pensarlo dos veces. Me metieron al coche de policías y pusieron el motor en marcha. Clifford venía a mi lado mirando hacia la luna, él ya estaba viejo y ir a la cárcel le daría igual pero yo, yo acabo de comenzar una vida nueva y tengo un hijo. No dejaré que me metan a la cárcel de nuevo, no ahora.

-¿Estás bien muchacho? - Preguntó mi amigo a mi lado. Asentí incapaz de decir algo, por primera vez tenía miedo de lo que pudiera pasar. Si no hubiera conocido a Barbara seguramente esto me estaría dando igual pero ahora esta es mi vida y no puedo dejar que me lleven preso.

Una lágrima se derramó por mi mejilla al imaginar la desesperación de Barbara al enterarse de que me llevaban a la cárcel. Absorbí los mocos de una manera poco disimulada, no me importaba que estuviera mi amigo y dos policías más en el coche. Clifford me miró pero decidió no decir ni preguntar nada al respecto.

Cuando estábamos en la comisaria todo se me hacia conocido. Las oficinas, las salas de interrogatorio, los escritorios de los agentes, oficiales yendo y viniendo de forma desordenada. Nada era nuevo y nada había cambiado desde la última vez que estuve aquí.

Vi al jefe de policía esperándome en la puerta de la sala de interrogación. Tragué duro como nunca lo había hecho, los pelos del cuerpo se me pusieron de punta al ver su mirada.

Y aquí iba otra vez, me dije a mi mismo mientras me sentaba en la silla frente a oficiales. Levanté mi mirada y sonreí, por mas dolor que sintiera, por mas recuerdos y por mas pena al imaginarme a mis familia en estos momento yo, seguía siendo Justin Bieber y a pesar de eso nadie me pasaría por arriba. Saldría de aquí como un completo gangster.




The gangster → j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora