18 años ... La caja

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El día que cumplí 18 años era el día en que mi vida terminaría de cambiar.

Estaba en la cocina, haciendo café y pensando en si podría hacer que mi padre cene algo cuando el mismo llego a la cocina. Llevaba en sus manos una antigua caja de madera no muy grande. Se sentó frente a mí en la barra de la cocina y mi miro con tristeza. No habíamos hablado mucho desde que mi madre se fue pero podía sentir su dolor y decepción.

_ Cally se que no he sido un buen padre para ti..._ comenzó

_ no digas eso papi..._ susurre con los ojos llenos de lagrimas

_ No nena, es cierto, me deje cautivar por tu madre y te deje de lado y a su merced. Pero ahora quiero hacer algo por ti, quiero darte algo para que empieces tu vida, para que tengas un futuro, algo que guarde durante mucho tiempo y que ni si quiera tu madre sabe que existe._ abrió la caja y mi boca se abrió, allí sobre la tapa había 5 fajos de billetes de 100 dólares pulcramente ordenados , en la parte de abajo de la caja había un hermoso anillo de platino con tres pequeñas esmeraldas engarzadas y una gargantilla de plata añeja con un corazón con las mismas esmeraldas del anillo

_ este dinero lo empecé a guardar unos meses atrás cuando vi que la empresa se venía abajo y sabía que ibas a quedar desprotegida, hubiera querido guardar mas pero no tuve tiempo creí que tendría más pero todo exploto de repente... el anillo y el colgante eran de mi madre, ella te hubiera amado_

Mis ojos se llenaron de lágrimas y lo abrace

_ 500 mil dólares no es mucho princesa pero es un comienzo, en el centro de los Ángeles hay un departamento que era de mi madre hasta que murió, nunca lo vendí y cuando tuve la oportunidad lo puse a tu nombre para evitar este desastre y liberarte. Aquí tienes la llave y la dirección, vete el fin de semana, mantente alejada de Rebeca, tu madre jamás me perdonara por ocultarle estas cosas pero yo no me perdonaría si te dejo a la deriva, te amo princesa y siempre estaré orgulloso de ti_

Esa noche cenamos juntos, miramos la televisión y me dio un gran abrazo y un beso antes de irnos a dormir repitiendo que yo era su orgullo.

Al otro día fue a su oficina esa en la que había pasado toda su vida y se pegó un tiro en la cien. Supongo que no quiso hacerlo en la casa para evitar que la policía me interrogara.

Durante el funeral mi madre apareció vestida de negro y con cara de viuda afligida. La mire con asco. Se acercó a mí luego de la ceremonia y dijo delante de las personas que me saludaban

_ si estuvieras más delgada podrías haber vestido de manera más adecuada_

La mire entre lágrimas y le dije con todo el coraje que pude juntar en esos años

_ Rebeca sinceramente puedes irte a la mierda_

Ella se quedó de piedra y yo le di la espalda.

Volví a la mansión vacía, hice mi maleta y guarde la caja que me había dado papa dos días antes. Saque algo de dinero para el viaje y dos horas después estaba en el avión rumbo a Los Ángeles.

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