- ¡Hija escúchame! Por favor - dijo su madre.
- ¡Aléjate! No quiero oír más de tus mentiras, me traicionaste, me ocultaste la verdad, me defraudaste.
- ¡Lo hice para tu bien!
- ¿Para mi bien? ¿Estas segura?
- Megan, si te oculte algunas cosas... Fue porque no podía perderlos a ustedes también.
Megan se fue a su habitación, estaba destruida, no podía con las mentiras de su madre, todo estos años Megan detestaba a su padre por irse con otra y dejar a su mamá en la calle, pero ahora, todo lo que ella pensaba, todo lo que ella creía, era falso.
No pudo dormir por la noche, se quedó escuchando música, pensó toda la noche como seria a ver vivido con su papá, tal vez iba a tener una bonita casa, tal vez iba a tener ropa que no sea usada, tal vez iba ser más feliz, pero Megan, aunque estaba molesta con su mamá, no la podía odiar, se creció con ella y era casi un ejemplo a seguir, además ahora que su mamá tenía esta enfermedad, su mamá no iba a estar bien y en el momento no estaban muy bien las cuentas de la casa, no podía dejar a su mamá y mucho menos a sus hermanos, la tenía que perdonar, tenía que hablar bien con ella, tenía que saber que paso con ella.
Megan salió de su casa muy en la mañana, no había nadie levantado cuando salió, no iba a ninguna parte todavía, ya que con Jeremy se juntaría más tarde. Andaba caminando por un parque y escucha su nombre.
- ¡Megan! - gritó alguien.
Megan se dio vuelta y era Alice.
- Hola Alice - dijo Megan.
- Hola - dijo Alice con voz suave y dulce.
- ¿Qué pasa?
- Ah, no nada, solo te vi caminando y de lejos te veías un poco triste, o sea en realidad igual te ves triste de cerca y no sé, cuando uno está triste es mejor hablar con alguien ¿No lo cree?
Megan se sentía rara hablando con Alice, ya que ella era un poco rara y hablaba mucho y muy rápido, Alice andaba con una vestido turquesa, su pelo era rubio y tenía mechas azules, tenía una argolla en su nariz y tenía cortadas en el brazo.
- No estoy triste, solo que estoy cansada - dijo Megan.
- ¿Por qué estás cansada? Pensé que estarías feliz ya que apareció tu mejor amiga, Jenna, aunque igual es triste, porque ella se cambio de colegio y ya no creo que se vean mucho.
- ¡¿Qué?! ¡¿Jenna se cambió de colegio?!
- Ah, no lo sabias, pensé que eran buenas amigas, pero al parecer igual se ocultan cosas - dijo Alice sarcásticamente.
- No, solo que no la he visto por estos días, ya que he estado muy ocupada ¿cómo sabes que se cambio de colegio?
- Bueno, Jenna se atiende con mi papá.
- ¿Jenna va al psicólogo?
- ¿No lo sabias? Vaya para ser tan buenas amigas, no saben nada una de la otra.
Alice tenía razón, no se equivocaba, siempre cuando Jenna y Megan hablaban, el tema principal era Megan.
- ¿Qué te pasó Alice?
- Nada ¿por?
Megan señaló los brazos de Alice.
- Ah, son por cosas estupidas, no son de importancia, solo es una manera de relajarme - dijo Alice.
- ¿Relajarte? ¿Cómo te relajas haciéndote daño?
- Pues yo prefiero hacerme daño, en vez de que me haga daño otra persona ¿no crees que es más coherente? - dijo con voz dulce Alice.
Megan re afirmó en su cabeza que Alice estaba loca, era extraño que el papá de Alice sea psicólogo, siendo que ella es tan extraña, tal vez ella necesita atención.
- Me gusta tu vestido - dijo Megan.
- Gracias, era de mi mamá, lo ocupo cuando murió - dijo Alice.
- ¡Oh lo siento! No sabía que tú mamá está muerta.
- No lo sientas, no fue tu culpa.
Megan no podía tratar con Alice, era muy tétrica, solo hablaba de muertes o sarcásticamente, nunca una palabra de ella era de buena manera.
- Me tengo que ir Alice, hablábamos otro día - dijo Megan.
Al momento de que Megan se iba alejando Alice gritó: "No deberías confiar en él"
Megan se quedó con esa frase en su cabeza mientras iba a ver a Jeremy, tal vez no se trataba de Jeremy, sino de otra persona, tal vez era de su padre u otra persona. Desde lejos ella vio a Jeremy sentado en una banca del centro comercial, estaba él con un ramo de flores gigante y un lindo oso de peluche.
- Hola - dijo Megan.
- Hola, pensé que ya no vendrías - dijo él.
- Lo siento, es que me encontré a una amiga en el camino y nos quedamos charlando.
- Pensé que tu única amiga era Jenna - dijo él burlándose.
Megan puso una expresión de tristeza y miro al piso.
- ¿Qué pasa Megan? ¿Dije algo malo? - preguntó Jeremy.
- No, solo que... Ya no sé si Jenna es mi amiga.
- ¡Vamos arriba el ánimo! No voy a dejar que este día sea triste para ti, toma esto es para ti - Jeremy le entregó las rosas y el peluche a Jenna.
- Gracias son muy lindas, pero no puedo aceptarlas.
- ¿Por qué? - dijo preocupado Jeremy.
- Porque no lo merezco, no he sido buena contigo, en verdad, he sido muy pesada contigo y te he tratado súper mal - dijo Megan.
- ¿Y?
- Y... No puedes darle un regalo a alguien que no ha sido simpática contigo, además, me has tenido que tolerar mucho y no sé, solo no puedo.
- Me encanta que me trates mal, ósea, igual me gustaría que me trates bien, pero no me importa, porque me gustas Megan, me gustas en todas tus facetas, me hace feliz pelear contigo, me hace feliz tu voz, me hace feliz verte, me hace feliz hasta que me ignores.
- Jeremy...
- ¡No digas nada! Solo dame una oportunidad, déjame hacerte feliz, tal vez para siempre o tal vez solo por hoy.
Megan estaba muy roja, se enrojecía rápido cuando le decían algo lindo, una vez cuando ella tenía como 8 años un chico que ella encontraba lindo le dijo que su dibujo era lindo y ella se puso roja al instante, ella era muy nerviosa y desconfiada de sus acciones, así que era muy fácil hacer que se enrojezca.
- ¡Está bien! - dijo felizmente Megan.
Ella aceptó los regalos de Jeremy, primero fueron a ver una película, se sentaron en la ultima fila del cine y se dieron la mano en toda la película, luego fueron a comer algo, después fueron a jugar a las máquinas y Jeremy se ganó un collar que decía: "eres mi todo" y se lo dio a Megan. Era un día perfecto, ella se enamoraba de cada acto varonil de él, y él simplemente estaba feliz de hacer a Megan feliz, fueron a la terraza del centro comercial a ver el atardecer.
- Prométeme algo - dijo Jeremy.
- ¿Qué cosa? - preguntó Megan.
- Que cuando escuches rumores sobre mí, me preguntes antes de creerlos.
- ¿Qué rumores?
- Cualquiera ¿Me lo prometes?
- Está bien, pero tú igual promete algo.
- ¿Qué?
- Nunca me falles.

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Solo dile que la amo
Teen FictionHistoria de Megan, una típica adolescente, que pasa por los clásicos líos de adolescentes, sintiéndose vacía y sola, hasta que conoce a Jeremy, un chico que podría llegar a cambiarle la vida o destrozarla.