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Cap 3

Año 2034
27 de Julio

-Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a tii, feliz cumpleaaños Aramiii.. feliz cumpleaños a tii..-

(Aplausos)

-Pide un deseo hija-

Arami sopla las velas.

-Bieeen!! -

(Aplausos nuevamente)

Arami acaba de cumplir cuatro años de edad. Feliz de la vida con una madre amorosa que se preocupa y vela siempre por ella.
Pasaron todo el día juntas. Fueron al parque de diversiones, almorzaron con sus parientes y abuelitos hasta el atardecer.
Al terminar la hora de la cena y Arami debía ir a la cama y domir, detuvo a su madre antes de que saliera de la habitación.

-Mami, me cuentas un cuento para dormir?-

-Si mi amor, te contare uno de tus favoritos. De acuerdo?-

-Si mami.-

-Uno de Florencia Bonelli?-

-Sii, el del palo borrachoo-

-Te gusta mucho no?-

-Es que ahi aparece mi nombre.-

-Si, un nombre muy lindo.-

Maira saca de una de las repisas el libro de cuentos y se acomoda en la cama de su hija para que pudieran ver juntas el libro.

-Bien, ponte comoda y empezamos.-

-si mami.-

Arami se acomoda entre los brazos de su madre y la almohada.

-El corazón del Palo Borracho

Hace mucho tiempo existía una tribu muy famosa por el coraje de sus hombres y la belleza de sus mujeres. Una destacaba del resto, no solo por la armonía de sus facciones y la forma almendrada de sus ojos verdes, sino por las virtudes. Se llamaba Arami, que en guaraní significa pedazo de cielo. Era suave, delicada, bondadosa y valiente. Trabajaba con ahínco y ayudaba a quienes se lo pedian. Se había convertido en la más codiciada de la tribu. Los muchachos en edad de casarse se albergaban la esperanza de convertirla en su esposa.
No obstante, Arami ya había elegido; ella amaba a Katupiry, que significaba "habil, capaz", y deseaba casarse con él. El joven, un cazador fuerte y respetado por su pericia y querido por su alma noble, desconocía los sentimientos de Aramí y, aunque la amaba en secreto, consideraba que una joven tan virtuosa y bonita como ella no se fijaría en él.
El día en que una amiga de Arami le insinuó que ésta lo miraba con buenos ojos, Katupiry sintió que el corazón le saltaba en el pecho. Se habría puesto a brincar y a pegar gritos de alegría. Con discreción y cautela, comenzó a cortejarla. Como Arami recibia de buen grado sus obsequios y se alegraba con sus visitas, Katupiry adquirió confianza y, una tarde, decidió confesarle su amor. Le tomó la mano, y se miraron a los ojos. Las palabras sobraban.

-¿Ya sabes que te amo Arami?¿Verdad que lo sabes? -

-Me gustaría que me lo dijeras, Katupiry.-

-Te amo, Arami. Te amo mas que a nada, mas que a mi propia vida.-

-¡Qur dichosa soy, Katupiry! Te he amado desde tanto tiempo...-

El la apretó contra su pecho y le susurró al oido:

-Quiero que nos casemos. ¡Pronto!-

-¡Si,si! Quiero ser tu esposa. ¡Pronto!-

Al día siguiente, la tribu de Arami y Katupiry le declaró la guerra a una tribu vecina, por lo que Katupiry, como uno de los guerreros mas valiosos y hábiles, se dispuso a marchar para combatir. La tristeza de Arami le borró la sonrisa, y el brillo de sus ojso verdes no se debía a la felicidad sino a las lagrimas.