Solo un par de adolescentes

3 1 0
                                    

Siento que me besa fuerte, esta vez puedo asegurar que he empezado yo. Sus brazos me rodean y cada vez se toma más confianzas. Yo me dejo llevar y cada vez voy más afectada por el alcohol. A los pocos minutos se percibe como le ambiente se está caldeando, y las bocas no paran quietas de ir de un lado para otro. El frenesí sube y noto como sus manos se aprietan contra mis piernas y me alza en volandas para que mi cuerpo sea sujetado entre la pared y la fuerza de sus brazos.

En mi cabeza solo cabe el disfrutar del momento y vuelvo a llevarme su boca a la mía. El único sonido es el de nuestras respiraciones aceleradas y nuestros labios chocando, hasta segundos después. Un telefonillo suena en mi oído, me sobresalto y me bajo de sus brazos de un bote. Seguramente mi reacción no es la más madura, pero me empiezo a reír como una niña de tres años al darme cuenta de que hemos sido nosotros los que lo hemos pulsado. Él aprieta los labios conteniéndose la risa y me coge de la mano para llevarme lejos del portal.

Durante todo el camino me dejo llevar por la risa y el alcohol me hace soltar algunos comentarios de borracha. No le veo la cara pero oigo sus suspiros. ¿Ya está? ¿Me lleva de vuelta a la carpa?, sin embargo gira y me lleva en otra dirección. A los pocos segundos estoy en otro portal, un poco más alejado. Me vuelve a sentar y me mira a los ojos durante unos pocos segundos. No me doy cuenta y ya estoy besándole de nuevo, pasional, con fervor, sin ningún tipo de vergüenza. Sus manos, sobre mi cuerpo, hago que se deslicen hacia mis caderas. El cada vez me apoya más hacia la pared y empieza a recolocarse de manera más cómoda.

Oigo risas, voces, gente pasar. No me doy cuenta de que estoy en medio de una calle bastante peatonal. Un grupo de chico pasan y de risas empiezan a decir cosas un tanto obscenas, y yo, enfadada, les respondo con un chillido: "¡Envidiosos!". Él se ríe y me vuelve a coger para seguir besándome. Poco a poco me va arrastrando y acaba tirándome al suelo hasta encontrarme tumbada en medio de la acera. Eso no me hace parar, sigo besándole y recorriendo su nuca mientras él continua aferrado a mi cintura. Sus labios son suaves y sus besos feroces, su respiración es acelerada y los movimientos bruscos. No parece que quiera parar hasta que de golpe levanta la cabeza y suelta: "¡Mierda!". Me asusto y le digo: "¿Qué pasa?". Suspirando y al mismo tiempo riéndose me dice: "El grupo que acaba de pasar eran amigos de mis padres". Empiezo a reírme para mis adentros y al no poder mas estallo en una carcajada. Se gira para mirarme y sonríe, eso nos hace comenzar una conversación bastante corta para acto seguido seguir besándonos. Noto como en un descuido coloca sus labios en una cavidad de mi cuello y un cosquilleo inmenso me recorre por todo el cuerpo y me aparto de él, aunque veo que lo vuelve a intentar y le cierro mi cuello en banda. El suelta una risita y vuelve a subir a mis labios con una sonrisa, por su cara comprendo que me ha entendido.

Todo termina en el momento donde coge su móvil para responder a una llamada y aprovecho yo para hacer lo mismo. Compartimos pocas palabras pero aun así me siento cómoda hablando con él. "Tengo que acercarme a la carpa, tengo que darle unas cosas a Sarah y me han pedido que vaya además, creo que nos vamos ya" le digo. Nos levantamos y vamos hacia donde están todos. Saca su móvil y me dice con una sonrisa picara: "Tendrás que darme tu numero, ¿no?"

Dudo durante un instante y pienso: '¿merece la pena dárselo?'. Le sonrió de vuelta y comienzo a dictarle mi numero, cuando al fin termino me acerco hacia él y le susurro: "Por cierto, mi nombre es Anastasia"

18.04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora