Clase de matemáticas inocente

3 1 0
                                    

Estoy en la plaza de toros, esperándole. Llevo todos los apuntes en la mano y varios bolígrafos en el bolso. Dice que llegara pronto, pero con la oleada de gente no puedo verle. Hace unos días me mando un mensaje diciéndome: "Que por cierto si quieres quedar algún día... me gustaría volver a verte" y al tener yo exámenes las próximas semanas se ofreció a darme clases de matemáticas al estar él ya en la universidad y ver la materia de bachillerato como un chiste. Al rato veo una figura rubia acercarse hacia mí y con dos besos le saludo. Comenzamos a caminar hacia Russafa, ya que me ha dicho que hay un sitio para sentarse y ayudarme con las matemáticas, mientras charlamos de tonterías y me rio con él.

Nos sentamos en unas de las mesas de dentro y mientras nos quitamos el abrigo vamos pidiendo un zumo de naranja para mí y para él una horchata, ¿Qué hace pidiéndose una horchata en valencia? Acto seguido voy sacando mis apuntes y le voy explicando cómo va a ser mi futuro examen del martes. Como no, al ser de ciencias, se ríe de lo fáciles que son y comienza a hacerme hacer su selectivo del año pasado en el cual saco un diez (que chulito).

La verdad es que me lo empiezo a pasar bien mientras me explica las cosas y decido que sí parece que sea más mala de lo que yo ya soy podría cundir mas la tarde con él. Empiezo a fallar y a hacer el tonto y noto como el se ríe todo el rato al no entender que es lo que me está explicando. Su sonrisa, me mata su sonrisa y el sonido de su risa también me cautiva. Siento como me gusta hacerle reír y eso en cierta parte me hace feliz.

Al final consigo lo que quiero y se acerca a sentarse justo a mi lado, a centímetros de mí, al creer que de verdad no estoy entendiendo nada y todo lo que estoy escribiendo son una sarta de errores, y de repente se arremanga un poco más la camiseta y apoya el brazo contra el sofá en el cual estamos sentados. Dios, no sé qué me pasa pero su brazo tensado me sobrepasa y tengo que apartar la mirada aunque mis instintos me hagan querer volver la mirada hacia ellos otra vez. Intento concentrarme en las matemáticas pero entre que se arremanga la camiseta, sus músculos se tensan y esta a centímetros de mí, cada vez fracaso más y más. Por ello, decido desviar un poco la conversación y le empiezo a preguntar por él para poder conocerle un poco mejor, además, me doy cuenta de que tiene unos ojos bonitos la verdad, muy bonitos.

Voy cada vez hablando más y sabiendo cosas de él y la verdad es que me gusta, no es el chico que me había parecido la primera vez que le conocí. Tengo varias cosas en común con él y resulta un chico realmente simpático. Además, hace gestos y actitudes bastante graciosas las cuales me hacen reír bastante. En cuanto me doy cuenta hemos dejado todos los apuntes de lado y somos dos amigos tomando algo juntos. Se nota que ambos estamos intentando hacer reír al otro, lo que crea un ambiente agradable.

Se me pasa el tiempo volando con él y de repente miro el móvil y veo que ya es casi la hora de cenar, y como no tengo un mensaje de Sarah diciéndome: Al final no puedo quedar tia, nos vemos otro día. Refunfuñando me doy cuenta de que si me voy a mi casa cenaría sola y además tarde, así que cuando me pregunta. "¿Cuál es tu plan ahora?", le contesto: "Irme a cenar una hamburguesa al McDonald e irme a mi casa, Sarah me ha dado plantón". Lo que me sorprende del todo es su respuesta. "si quieres te acompaño a cenar". Con ojos como platos le digo que vale, solo si él quiere y recogiendo todos mis apuntes y abrigándonos de nuevo salimos hacia la calle entre la lluvia que solo consigue que nos apretujemos un poquito más.

Puede que no haya sido la tarde la cual haya estudiado mas, ni haya resuelto todas mis dudas. Aun así, puedo asegurar que no me he ido con las manos vacías, he aprendido también cosas bastante interesantes esta tarde y al mismo tiempo conocido al mejor profesor del mundo.

18.04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora