Capítulo 2 - Verdades

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Esa noticia me calló como un balde de agua fría.

- Disculpe pero eso no puede ser los padres de mi madre murieron hace años y mi papá....

- Lamento interrumpirte pero tu papá es el difunto heredero de todas estas tierras lo que implica que yo soy su madre y tu eres mi nieta no veo que parte no entiendes.

- Eso es imposible mi familia nunca ha tenido contacto con la realesa.

- Porque así lo quiso tu madre y también yo.

- Y si usted lo quiso ¿por que me trajo aquí?

- Porque apesar de todo lo que haya hecho tu madre tu eres mi nieta y no podía dejarte sola sabiendo que tu madre ya no se encuentra con nosotros.

- ¿Lo que hizo mi madre?

- Eso lo conversaremos en otro momento.

- ¿Me podría decir por favor que fue lo que....

- ¡¿Está aquí?! - entró de golpe una señora que se me hizo familiar.

- ¡Por dios, que son esos modales! - se enojó.

- Lo siento reina pero no podía esperar a ver a la hija de Eliza. - me miró - ¿Ella es?

- Charlotte ella es tu tía, Catrina, es la esposa de tu tío quién mentablemente también falleció.

《Todos los hijos se le mueren ¿O que?》

- Mucho gusto en conocerla hice una reverencia.

- ¡Oh por dios! Que niña tan linda lamento mucho lo de tu madre debe ser muy difícil para ti.

- ¡Mamá! - gritaba una chica - No sabes lo que me hizo....Eduard...¿Quien es ella?

- Mamá no le creas - dijo de lo más relajado un chico entrando a la sala - sabes que mi hermana es una exagerada ¿Quién es ella?

- Hijos ella es su prima Charlotte, sean amables con ella porque vivirá con nosotros.

- Ah hola - dijo el chico que al parecer se llama Eduard tenia el cabello castaño y unos lindos ojos café, parecía ser de mi edad.

- ¡¿Por qué?! Yo soy la única princesa aquí además ella esta muy flaca y mira su cabello es muy raro que sea de la realesa.

- ¡Lucía comportate! - le regaño su mamá.

- Me tengo que ir tengo trabajo que hacer, bienvenida - dijo de lo más relajado.

- Aish ni pienses que seremos amigas además mi mamá ya me contó lo que hizo la tuya y la verdad....

- ¡Lucía!

- Ya entendí - se fue enojada a su habitación.

- Lamento mucho lo que pasó con Lucía, no está acostumbrada a tener otra presencia femenina. - dijo la reina

- Sí, no se preocupe. Si no les molesta ¿podría retirarme a mi recámara?

- Claro adelante, por cierto mi nombre es Blanca y realmente estoy muy contenta de que estés aquí querida.

- Gracias su alteza.

Caminaba distraida por los pasillos es mucha información para asimilar. Primero enterarte que tu padre de quien pasaste tu vida pensando que probablemente es un desgraciado que abandonó a tu mamá y resulta que en verdad estaba muerto y que era un principe. Segundo que tu madre fallezca y que tengas que irte de tu hogar y vivir en un lugar completamente desconocido. Tercero que la única persona que te queda no esté contigo y probablemente este muriendo o ya esté muerta. Es...es...demasiado...

Sin darme cuenta había entrado a una habitación grande y no podía calmar las lagrimas. Me sentia impotente, sólo quería regresar a mi casa y estar con mi mamá y Marta ahí tocando una canción mientras cantamos al lado de la fogata.

- Llorar no te hará ver más bonita

- ¿Eh? - volteo y me doy cuenta que era el chico de ojos café que había visto minutos antes.

- Soy Eduard

- Lo siento, soy Charlotte, es un gusto -me seque las lagrimas.

- Si no es mucha molestia ¿podrías dejar de pisar la pintura?

- ¿Ah? - Veo al piso y efectivamente, estaba pisando una hermosa pintura de un anochecer sobre un mar con una luna brillante - Salté hacia un costado avergonzada - lo lamento tanto.

- Descuida, igual dicen que las pelirrojas no tienen cerebro.

《¡Cómo se atreve!》

- Yo había escuchado lo mismo de los rubios, dicen que son tontos y altaneros, parece que no se equivocaban mucho.

- Que desvergonzada. Solo demuestras lo que todos dicen.

- ¿Y que dicen?

- Que eres la hija de una traidora, nadie estaba de acuerdo con que tus padres estuvieran juntos pero gracias a ti no tuvieron remedio más que aceptar a una peliroja plebella. Mirate ¿como puedes ser de la realeza? Tienes la marca de la plebe. Solo estas de más aquí, porque no ganarás la corona - le tiré una bofetada.

- No hables sin saber, mi madre jamás traicionaria a nadie, y ¿sabes? Estaba muy conforme por como era, si a ese tipo de vida llamas plebe pues estoy orgullosa de haberme criado entre plebeyos y no entre personas que me dan una falsa sonrisa y que me temen. Por que a diferencia de ti, las personas se me acercaban era porque realmente me querían y no por mi rango. Puedes quedarte con la corona porque yo no la quiero.

- Tienes carácter pero eso es lo que menos te ayudará aquí Rojita.

- Me llamo Charlotte no Rojita.

- ¿Entonces prefieres Lottie? A mi me gustaba más Rojita.

- Eres muy raro hace un rato me estabas hablando con desprecio ¿y ahora te diviertes poniéndome apodos?

- No te equivoques, yo sólo quiero lo que es mío y mientras no te interpongas no habrá ningún problema - puso un mirada de mafioso.

- No sé a qué te refieres, yo sólo quiero resolver mis dudas, no tu corona o cualquier otra cosa que quieras.

- Eso es bueno primita porque de lo contrario no saldrías bien parada aunque te parezcan amables habrá personas que esperarán a que cometas cualquier error para destruirte. Te has metido en la boca del lobo y espero que sobrevivas. Será divertido.

- ¿Divertido? Mira...

Fui interrumpida por Nicolás que abrió la puerta.

- Señorita Charlotte la estuve buscando, es urgente.

- Parece que tu Salvador te ayudo otra vez.

- Ya voy Nicolás. - Lo ignoré

- Nicolás, ten cuidado - le dijo Eduard

Al salir de la habitación no pude evitar preguntarle.

- ¿Se conocen?

- Es una larga historia.

- ¿Por qué te dijo que tengas cuidado? ¿Era una amenaza?

- No lo sé, quizá se refería a que la cuide a usted.

- No lo creo, él parece ser más un niño mimado.

- No se equivoca mucho.

- ¿Qué era lo que tenías que decirme?

- Será mejor que entremos a su habitación.

Al entrar vi a Annie sentada en una esquina de mi cama con una caja a su lado.

- ¿Que pasó aquí?

- Señorita lo que le vamos a contar es más seguro que no recuerde y que jamás se lo hayan dicho, esto irá en contra de todo lo que le han dicho hasta ahora ¿Está lista?

- Sí- dije firmemente

Todo Por La CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora