Carta a Sonia

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Soy tu Peter Pan que por la noche te robó ese beso tan codiciado y tan deseado. Te abandoné sin más para no hacer arder tu cuerpo de dolor y tristeza. No había futuro, sólo codicia.

Venir por las noches a contemplarte te ha estado rompiendo poco a poco por dentro, como si fueras una muñeca de porcelana, con la que se tiene que ir con mucho cuidado. Desde tus sueños notas mi presencia, al notarla te despiertas de golpe involuntariamente y te pasas la noche en vano deseando saber que es esa presencia que tanto te molesta, pero al mismo tiempo te agrada.

Te sientas delante de la ventana. La gente piensa que estas mirando el cielo, pero los dos sabemos que estas tan sumergida en tus pensamientos que es como estar viendo el espacio de cerca.

Sé que llegarán esas noches en las cuales dejaras de dormir y te las pasaras sentada o estirada en el tejado esperándome. Pero cuando esas noches lleguen, yo ya no podré volver, nunca más seré la parte que te falta ni tú serás la esencia de mi existencia.

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