3 - Con el tiempo se sabrá, I.

831 93 12
                                    


|Jonghyun|


Primavera, marzo 2003

¿Por qué llora incluso en primavera?

Sus manos tiemblan al igual que sus labios. Sollozos se le escapan despacio al abrazar fuertemente a su muñeca. Si ponía más presión sobre ésta, terminaría por quebrarle el cuello. Me concentro por un segundo en mi tarea no hecha y cuando vuelvo a mirar, está roto. El abrazo que compartía con su juguete está roto.

Ya no llora, pero el cadáver de una lágrima traicionera perece en su mejilla; él lo limpia con el dorso de su mano sin dejar rastro alguno.

Ya no se siente tan bien ser el único que sabe su secreto.

Primavera, abril 2003.

La presencia de mi madre en mi habitación, apurándome en mi acción de abrochar los botones de mi camisa, me recuerda que hoy es un día especial.

Para mi vecino hoy es un día como cualquier otro. Ahora mismo, él no hace absolutamente nada. Sólo está ahí, en su lugar favorito del mundo, con su compañera favorita en el mundo.

―Apúrate Jonghyun―dice mi madre abrochando los botones faltantes en un dos por tres y acomodando el cuello de la camisa.

― ¿Invitaste a todos mis amigos?

Pregunta incorrecta.

―Por supuesto, hijo.

Para mi vecino, hoy es un día como cualquier otro en primavera... Él seguramente no sabe que hoy es mi cumpleaños.

Verano, junio 2003.

El verano es molesto. Es caliente y me irrita.

Con el humor que me cargo por el calor, no me aguanto ni a mí mismo, pero se supone que de alguna forma debo hacerlo, después de todo, pronto voy a estar en la playa disfrutando de las vacaciones.

Aprieto los labios, desviando mis ojos hacia la ventana. Hoy no hay nadie a quien mirar.

―Jong, toma... ―murmuró alguien, colocando un refresco frente a mí. Sodam. Entrando a mi habitación sin mi consentimiento. ―Así que aquí estaba el ventilador de mamá. Eres un exagerado, ¿lo sabías?

No lo era. Sólo había tomado prestado el pequeño ventilador de mi madre porque con el mío no me daba abasto.

―Odio el calor―respondí, quejándome.

―Tú odias todo. Eres un niño muy amargado.

No mucho en realidad. Pero ese comentario suyo, me dolió.

―Tú eres muy bonita.

Mi hermana sonrió lentamente, como si se estuviera conteniendo de hacerlo.

―Es la primera vez en mucho tiempo que me dices bonita―comentó ligeramente sorprendida.

―Te lo dicen mucho, seguramente.

―No muchachitos de tu edad. Sólo Kibum.

― ¿Quién es Kibum?

―El niño que vive en frente.

...entonces, sonreí también.

Lo que nadie sabe [JongKey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora