Capítulo 11

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Noel P.O.V

- Eres la idiota mas grande de este planeta. - Dije sin mirar a Kurt, dirigiéndole la palabra despues de una semana ignorándola.

- No hace falta que me lo recuerdes. - Bufo ella.

Resumen de los sucedido en las siguientes horas: Kurt tratando de llamar mi atención, Kurt haciendo berrinches mientras subíamos al avión, Kurt golpea a un niño de quince años por tocarla coquetamente, Kurt golpea a la hermana del mocoso cuando la amenaza diciéndole "rubia oxigenada", Kurt amenaza a la azafata que la retiene de seguir golpeando a la chica, cuando aterriza el avión y luego vamos a buscar nuestro equipaje una señora mayor, al parecer abuela de los hermanos del vuelo, golpea a Kurt, ella le responde amenazadoramente llamando la atención de la seguridad del aeropuerto y la llevan arrestada por alterar la paz en lugares públicos.

Así que aquí estamos, ella en una celda con Billie y yo sentados en el pasillo de la comisaria esperando a que su padre viniera.

- Mamá se va a enojar cuando se entere. - Soltó Billie sin apartar la atención de su comic.

- No tiene por que enterarse Bill. - Kurt respondió.

- ¿Y que te asegura que ella no se enterara? - Respondió el mirándola.

Pude notar como los nudillos de Kurt se volvían blancos al sostener fuertemente las barras de la celda.

- Escucha, mocoso. - Puso su cabeza entre ellas. - Si le llegas a decir algo a Dan de esto, juro que te colgare de la ropa interior desde nuestro piso y te dejare allí hast...

- ¡Kuuuurt! - Una voz masculina se escucho gritar desde el fondo del pasillo.

- ¿Dave? - Kurt estrujo mas su cabeza entre las rejas. - ¡Daveeeeeeee! - Grito el de regreso.

Y para ustedes mrs. adolescentes hormonales. Dave Cox.

Cabello rubio, ojos claros y un cuerpo de dios griego. Esa, era la descripción perfecta para Dave. Él y Kurt eran un poco idénticos. Ellos eran los chicos mas deseados de todo Malibu Beach High School. Y debo admitir, que hasta yo he tenido un pequeño enamoramiento por Dave Cox.

- ¡Hasta que al fin llegas, hombre! - Me levante del suelo una vez que llego hacia donde estábamos.

Su ojos me examinaron lentamente.

- Noel, estos meses no te han hecho mal. - Me guiño un ojo.

- Claro que no lo han hecho. - Bromee apartando un poco de mi mal humor.

- ¡Oye! - Kurt exclamo. - Ustedes dos alejaditos. - Hizo un ademan con la mano. - No quiero sorpresas de parte de ustedes.

- Que tarde lo dices hermanita. - Susurró Dave no tan bajo.

- ¿Disculpa? - Kurt se cruzo de brazos mirándonos con una ceja alzada.

Fulmine a Dave con la mirada.

- ¿Puedes, por el amor de Dios, sacarnos de aquí Dave? -  Trate de desviar el tema.

Dave me observo con una sonrisa.

- Si lo pides tan así... no.

Y eso fue lo que me basto  para camina hacia el para tomar el cuello de su camiseta y, al tomarlo desprevenido, me facilito el hecho de chocar su cuerpo sobre una de las paredes de cemento.

- Mira niño bonito, he tenido que aguantar las estupideces de tu hermana en este maldito viaje . Además, me lo debes. - Lo miré fijamente para que recuerde la vez que salve su tracero.

- Oh. - Soltó, dejándome claro que había recordado esa vez. - Lo haré. - Trago saliva. - Pero suéltame mujer, me arrugas la ropa.

Y dicho eso lo tomé del brazo para dirigirnos a la recepción.

Luego de que Dave firmara los papeles y pagara la fianza, salimos de la comisaria con una Kurt diciéndole a su mellizo cuanto "lo adoraba". En cuanto entramos al auto Kurt no dejaba de observarme.

- Deja de mirarme. - Solté amargamente.

- No lo haré hasta que me digas por que te has enfadado conmigo desde el principio. - Aclaro ella.

Puse los ojos en blanco y dirigí mi atención a lo que sucedía detrás de la ventanilla. Me sorprendí levemente al notar que habíamos llegado a la costa. Había olvidado lo que amaba de las playas de Malibú. El leve viento que había provocaba que el cabello de las chicas que se encontrabas allí se moviera. Baje la ventanilla cosa con la cual instantáneamente la brisa golpeo mi cara, inspire sintiendo como el olor a arena y mar entraba por mi nariz. Observe con detenimiento la escena frente a mi, y pude sentí como mis ojos se cerraban levemente al hacerlo, dejando que el cansancio de las ultimas horas de apoderara de ellos haciendo que cayera en un mundo de profundos sueños y recuerdos.












Kurt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora